“Nada que celebrar” era uno de los lemas de los manifestantes antifascistas, unos 300 en total, que este miércoles han salido a la calle para reivindicar su rechazo a la Fiesta Nacional. No consideran que deba celebrarse un día como este, ni que tenga que ser festivo. Algo que hay quien se ha tomado al pie de la letra, como el concejal de la CUP Barcelona, Josep Garganté, que ha acudido a la concentración con el uniforme de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), compañía en la que trabaja conduciendo un bus.
Garganté, que no se pierde una, ha sido uno de los asistentes a la concentración en la que los cabecillas que sostenían una pancarta --con el mensaje "Las calles serán siempre antifascistas"--, tapados hasta las cejas con capuchas, gafas de sol y demás, y vestidos de negro, lanzaban cohetes y potentes petardos a la prensa bajo el mensaje “No os acerquéis tanto que tiraremos petardos aquí delante, ya os avisamos ahora”, impidiendo que los periodistas tomaran imágenes desde una distancia corta.
También ha sido uno de los presentes en el momento más tenso de la manifestación, en el que los antifascistas han decidido cortar la rotonda en la que está situada la estatua de Colón y pretendían continuar la marcha pese al aviso de la Brigada Móvil de los Mossos d’Esquadra, que les alertaba de que allí acababa su paso por las calles de Barcelona. Tras la lectura de un manifiesto por parte de uno de los integrantes de la protesta, Garganté ha sido uno de los primeros en abandonar la zona, seguramente camino a su trabajo, una línea de autobús que recorre las calles de la capital catalana --si las movilizaciones ajenas se lo permiten-- hoy, día de la Hispanidad, como cualquier otro día.