Algunas de las firmas más conocidas y populares del diario La Vanguardia, entre las que se encuentran periodistas y rostros conocidos del medio barcelonés, han sido sondeados por el departamento de personal del Grupo Godó para animarlos a pactar con la compañía una salida laboral. La cuarentena de receptores de esa petición tiene en común haber cumplido los 58 años o tener una edad superior.
Entre los que se encuentran en esas circunstancias figuran plumas como la del director adjunto Enric Juliana; la periodista especializada en la información de la casa real Mariángel Alcázar; el subdirector de Economía e Internacional, Manel Pérez; y el periodista económico del suplemento Dinero Jordi Goula. En este último caso su edad supera ampliamente ese umbral, pero su estatus laboral es diferente al resto de sondeados por la dirección de personal, y fuentes próximas señalan que está dispuesto a pleitear con la empresa del conde de Godó.
Conmoción en la redacción
La actuación de la compañía ha causado una cierta conmoción en la redacción del medio, puesto que La Vanguardia siempre ha sido una empresa ejemplar y paternalista con sus empleados, que con frecuencia finalizaban su vida laboral en la casa. Muchos de ellos, con más antigüedad, contaron con planes de pensiones externos que complementaban generosamente su pensión pública.
El cambio en la política de personal de la empresa se atribuye en el seno de la redacción a la guerra larvada entre el presidente del grupo, Javier Godó, y su hijo y consejero delegado, Carlos Godó. El segundo, firme defensor de la edición digital, con unos menores costes de masa salarial, es el promotor de la reducción de retribuciones en el grupo, lo que habría dado lugar a la citada carta. El objetivo empresarial, según ha podido saber Crónica Global, es conseguir una reducción de personal de una veintena de efectivos entre el colectivo mayor de 58 años.