Barcelona, ciudad hermanada olímpicamente con Río de Janeiro, ha pasado de puntillas sobre los Juegos celebrados este verano. Como si este evento deportivo no fuera con ella, las felicitaciones por esta convocatoria han brillado por su ausencia. Cero complicidad. Es sabido que a los comunes que lidera Ada Colau no les gusta los grandes acontecimientos, pero hubiera resultado elegante, por no decir educado, que el Ayuntamiento lanzara algún tipo de complicidad con Río. Las referencias a los Juegos se limitan a una breve enhorabuena de la alcaldesa Colau a la nadadora Mireia Belmonte por su oro olímpico a través de Twitter. Impropio de una ciudad cosmopolita como Barcelona.