Después de la reunión Rajoy-Rivera, todo eran parabienes en cierta opinión publicada. Sin embargo, la alegría ha durado poco. Ciudadanos insiste en sus puertas abiertas a negociar, pero mantiene su abstención en la investidura y rebaja el entusiasmo pepero. Es más, los dos partidos se han emplazado a la semana que viene a volver a sentarse. Hasta entonces de las cuatro comisiones de negociación acordadas por los líderes son simplemente agua de borrajas.
Parece que no hay demasiadas prisas para llegar al acuerdo. Visto lo visto, la reunión del PP y Ciudadanos se da un aire a la mantenida entre Suárez y Tarradellas en septiembre de 1977. La entrevista fue fatal pero al salir, Tarradellas contó algo muy distinto a lo que había ocurrido: dijo que había sido muy productiva y todo el mundo se lo creyó. Algo así debió pasar el miércoles en el Congreso porque los avances brillan por su ausencia. C’s no se ha dado prisa en reafirmar la versión que el propio Rivera había ofrecido a su salida del encuentro, pero lo ha hecho, lo que deja al descubierto la estrategia del PP.
Los hechos apuntan que Rajoy no parece tener prisa en su "larga caminata" porque Ana Oramas, la diputada de Coalición Canaria no ha recibido ninguna llamada del PP para negociar. Y votos, a Rajoy no le sobran. Oramas es el voto que llevaría al presidente en funciones a los 170 (137 32 1), a seis de la mayoría necesaria.