El expresidente del TSJC Miguel Ángel Gimeno, director en ciernes de la maltrecha OAC, se ha despedido esta semana de jueces, fiscales y abogados amigos. A alguno de ellos, le ha reconocido que el cargo es un buen colofón a su carrera como servidor público. Gimeno tiene 65 años y su intención es la de no estar más de cinco al frente del organismo.
Gimeno, que aumentará sus ingresos anuales en unos 40.000 euros, explicó a sus amigos que reducirá y reconducirá la línea investigadora de la OAC y potenciará su vertiente preventiva. ¡Casualidad! Justo lo mismo que quieren, (aunque finjan desde la tribuna de oradores), la mayoría de los líderes políticos catalanes.
Ni al PP, ni al PSC ni, por supuesto, a la antigua CDC, les gustó nunca esa oficina con la que tuvieron que lidiar poniendo buenas caras y sonrisas impostadas para esconder el miedo y la desfachatez.
Gimeno es la correa de trasmisión de los deseos de la crème de esta clase política nuestra. Le votará JxSí: su avalador es Germà Gordó. Y también el PSC: su avaladora es la vocal de CGPJ Roser Bach (a la sazón, esposa de Gordó). Todo queda en casa.