Un almuerzo privado con seguridad pública supone una de las peores pesadillas de la CUP. Pero si se atiende al perfil de los asistentes, entra dentro de lo razonable que la Consejeria de Interior de la Generalitat destinara 35 agentes de los Mossos d’Esquadra y miembros de la unidad canina a garantizar la seguridad del civet organizado el pasado 16 de abril por el cazatalentos Luis Conde en su masía del Empordà. Así lo explica el director general de la Policía Autonómica, Albert Batlle, en respuesta a una pregunta parlamentaria formulada por la diputada antisistema Mireia Boya.
A esa comida, en la que participaron unas 300 personas, acudieron el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont; su predecesor, Artur Mas, el vicepresidente económico, Oriol Junqueras, así como una decena de ministros del Gobierno español y líder empresariales.
Batlle explica que, horas antes del almuerzo en Fonteta, algunos efectivos de seguridad ciudadana y de la unidad canina inspeccionaron la finca de Conde. “El dispositivo en sentido estricto se produjo desde las 12 horas hasta las 20 horas y participaron un total de 35 efectivos”. Precisa que este despliegue “no comportó ninguna remuneración extraordinaria” pues “las actuaciones de la Policía de la Generalitat-Mossos d'esquadra no se planifican desde un punto de vista económico”, sino teniendo en cuenta “los principios de prevención de riesgos y amenazas, eficiencia en la asignación de recursos y medios, y proporcionalidad de la intervención pública”.