El sector sanitario está más que revuelto por las medidas que adopta el consejero de Salud, Toni Comín. Sus decisiones no gustan a casi nadie. Ni a los sindicatos, ni al Colegio de Médicos ni a las patronales, ni a los ayuntamientos de Sabadell, Sant Cugat y Rubí. Todos tienen alguna objección a la expulsión de dos centros --Clínica del Vallés y Hospital General de Catalunya-- de la red sanitaria pública de Cataluña.

El último en posicionarse ha sido el sindicato Metges de Catalunya. En un comunicado dirigido a los médicos que trabajan tanto en la sanidad privada y como en la concertada afirman que el sindicato siempre “se situará al lado del médico, al margen de la titularidad del centro”, y alertan a la consejería sobre sus decisiones porque provocarán “pérdida de puestos de trabajo”.

Metges de Catalunya exhorta a la Generalitat a hacer las cosas bien, a recuperar el músculo de la sanidad pública, pero advierte de que los médicos no están dispuestos a pagar los platos rotos por intereses ideológicos, que “en buena medida los pagamos los profesionales del sector”.