La profesión de banquero no es sólo una cuestión técnica y enrevesada. Como todas las demás tiene una dimensión humana, social y política. Justo sobre esa última hay algunos banqueros que tienen el colmillo algo más afilado que el resto en la interpretación de la política. Una prueba de ello se halla en el consejo de administración de Banco Sabadell, presidido por Josep Oliu.
El consejo de administración que se celebró antes de las elecciones del 20D hizo una porra entre los asistentes sobre cuál sería el resultado de los comicios. Lo que apostaban los consejeros era la nueva composición del Parlamento español.
Se da la circunstancia de que en ese consejo, además de Oliu, participan algunos integrantes que han tenido vínculos directos o indirectos con la política. El caso más evidente es el del secretario del órgano de gobierno del banco, el que fuera padre de la Constitución y ahora abogado de la infanta Cristina, Miquel Roca.
Sin embargo, pese a la presencia de Javier Echenique, Aurora Catà, David Vegara, José Manuel Lara (hijo), Teresa García-Milà… el ganador de la porra, quien más se acercó a la composición final del Congreso de los Diputados, fue el consejero delegado del banco, Jaume Guardiola, amigo personal de Artur Mas.