La convivencia municipal, que sobrevivió a la ruptura entre UDC y CDC, comienza a volverse insoportable. Concejales democristianos denuncian que reciben fuertes presiones por parte de sus todavía compañeros para que abandonen el partido y se hagan militantes de Convergència.
Esta especie de acoso ya ha tenido los resultados deseados en municipios pequeños, donde el enrarecido ambiente en el que viven los ediles de Unió les lleva a abandonar a la formación que les permitió lograr acceder a ese cargo público. En ocasiones, ese transfuguismo se debe a un deseo voluntario de incorporarse al proceso secesionista de CDC, pero, en otras, la deserción se debe a pura supervivencia.
Por el contrario, en el Ayuntamiento de Barcelona parece que la concejal de UDC, Sonia Recasens, mantiene el tipo gracias a las buenas relaciones con el ex alcalde Xavier Trias.