El empresario Jaume Roures, primer timonel del grupo Imagina-Mediapro, siempre se ha definido a sí mismo como comunista. Simultanea esta condición con la de acrisolado multimillonario, que adquirió hace bastante tiempo gracias a sus intensos tejemanejes en el tráfico mundial de derechos audiovisuales.
Aunque se considera a sí mismo de ultraizquierda, Roures nunca le ha hecho ascos a anudar relaciones comerciales con todo tipo de capitalistas y poderosas multinacionales. Pues como decía Marx, el cómico, no el filósofo judío, los principios que uno tenga se pueden orillar sin problemas… siempre, claro está, si hay pasta de por medio.
La filial de Mediapro en Miami es objeto estos días de un escándalo mayúsculo de corrupción. Al parecer, ejecutivos de la firma habrían pagado presuntamente cuantiosos sobornos para hacerse con determinados derechos televisivos deportivos.
Investigación en EEUU
Dos de sus más altos directivos están bajo investigación por parte de la fiscalía americana. Se dice que uno y otro han pactado con ella. A cambio de la promesa de un trato benévolo, cantarán La Traviata y revelarán los secretos de la trama.
Al estallar el escándalo, Mediapro hizo público un comunicado anunciando que hará todo lo necesario para aclarar las circunstancias y depurar responsabilidades. De entrada, ha puesto a los dos ejecutivos de patitas en la calle.
La fiscalía acusa también a un tercer hombre, cuyo nombre se mantiene en impenetrable secreto. No se trata de un dirigente de la filial de EEUU, sino de la sede central de Mediapro en Barcelona. En ésta, a más de uno la camisa no le llega al cuerpo.