Desde que se conoció que Artur Mas iba a declarar ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña el 15 de octubre, aniversario del fusilamiento de Lluís Companys a manos del régimen fascista, mucho se ha especulado del por qué fue citado en esta fecha. Todo el mundo ha dicho la suya, excepto el propio Tribunal. Nadie en el máximo órgano judicial catalán ha dado una explicación. Más bien, no han dicho ni una palabra.
La razón de este silencio es bastante sencilla. El TSJC cayó en una trampa bien orquestada por el entorno del presidente Mas. Fue desde la Generalitat, de los abogados del President, de donde partió la propuesta de declarar el 15 de octubre. Habían intentado que la declaración se realizara durante la campaña electoral pero no lo consiguieron. Entonces, sugirieron la fecha que fue aceptada por el TSJC.
Fuentes consultadas por Crónica Global aseguran que el presidente en funciones y su equipo empezaron a preparar desde ese mismo momento un gran acto electoral para encumbrar a Mas, de nuevo, a la presidencia de la Generalitat ante el silencio del TSJC, el silencio de los corderos, atrapado en su propio ridículo.