Josep Maria Bartomeu, presidente del FC Barcelona, y Manel Arroyo, vicepresidente, han regresado de su estancia en los emiratos con una oferta de patrocinio de Qatar por la camiseta del Barça de primer orden. Quizá, según algunas fuentes, la mayor que pueda existir en el panorama de la esponsorización deportiva mundial.
El precio que el Barça pronosticaba para insertar la publicidad del emirato o de sus empresas participadas en la vestimenta de los jugadores era de alrededor de unos 60 millones de euros. La cifra puede haberse incrementado de forma considerable.
¿La razón? El emirato catarí no quiere ser expulsado de la camiseta blaugrana por una asamblea de compromisarios que a finales de octubre deberá decidir sobre si se prolonga o no el patrocinio. Durante la campaña electoral, varios candidatos, y en especial Agustí Benedito, decidieron criticar que el equipo de fútbol llevase en el frontispicio la denominación de la aerolínea catarí: Qatar Airways.
Benedito, sin embargo, no hará una campaña contra ese patrocinio. Tras perder las elecciones prefiere permanecer al margen de la gestión del club. Ese paso atrás, según esa propia fuente, no significa que no pueda existir una cierta oposición a que el emirato, con todos los claroscuros sobre su situación política en la mochila, pueda ser visto como una opción no deseable o compatible con los valores que el Barça desea transmitir.
Bartomeu y los compromisarios deberán decidir qué decisión toman con respecto a esa oferta. Qatar, por su parte, no puede permitirse el lujo de ser expulsado de la camiseta de uno de los clubs de fútbol más notables del planeta.