Antiguo corazón del imperio gastronómico de Moncho Neira, el famoso restaurante Botafumeiro, está en caída libre desde la enésima reorganización empresarial de su grupo de restauración, según varias fuentes de la crítica gastronómica barcelonesa. Neira fundó el Bota en 1975 en el barrio de Gràcia de Barcelona y lo llevó a lo más alto de la gastronomía catalana. Obtuvo incluso una estrella Michelin de las de antes. El restaurante gallego de Barcelona ejerció de embajador mundial de la cocina de esa comunidad durante finales de los 70 y los 80.
En los años 90 todo cambió por dos razones principales: Neira inició con éxito la cadena de restaurantes informales Moncho’s y, lo más trascendente, se divorció de su segunda mujer. La separación, de mutuo acuerdo, se basaba en un negocio millonario, implicaba compartir el emblemático restaurante con ella, lo que le llevaba a desaparecer, a despreocuparse… de su querido Botafumeiro. La segunda esposa del restaurador hace lo posible para mantener el trasiego, las costumbres y los clientes habituales.
La barra, un lugar de culto
Sin embargo, el deterioro en calidad y servicio ya es notorio. El alto nivel solo se mantiene la barra. A la par que el restaurante y sus salones eran pasto de los turistas adinerados que visitaban Barcelona, la barra mantenía a la mejor clientela local, los barceloneses de pro.
La barra del Bota estaba dirigida con mano de hierro por un camarero de la época dura de Neira apellidado Arias. Allí se suministraba el mejor pescado, marisco y gozaba de la más exclusiva bodega, todo con un excelente servicio. Los clientes de siempre de Barcelona hacían cola para sentarse en la barra. Asistentes y secretarias de grandes directivos debían hablar directamente con Arias para reservar. Arias era incomodo por su resistencia a bajar los estándares de calidad y servicio. Acabó prejubilado y con depresión, según fuentes internas de máxima solvencia. Le sucedió Otero, discípulo de Arias y de su misma escuela. El jefe de la barra ha resistido hasta hace pocas semanas, cuando ha causado baja laboral por un problema menor de salud. Las mismas fuentes internas asegurar, no obstante, que no regresará.
Más profesional, menos esencia
La realidad es que la segunda esposa de Neira ha cedido el terreno y la gestión, a la actual dirección del Grupo de Neira, de su ex marido. Se conforma con un buen sueldo y dividendos millonarios. Al pequeño círculo de amistades íntimas les confiesa que está cansada de la exigencia del restaurante, que quiere tiempo para gastar su dinero…
Grupo Neira ha tomado el control del Botafumeiro, tanto de los salones como de la barra. La gestión se realiza ahora bajo los mismos criterios de rentabilidad de la cadena Moncho’s, muy centrada en el turismo.
Adiós a la exclusividad
Varios clientes habituales de la barra confirman que llevan meses sin pasar por allí; otros nostálgicos reconocen que han reducido la frecuencia… Sin ese halo de exclusividad y excelencia en el servicio, el negocio sigue funcionando. Aprovecha las relaciones preferentes con los conserjes de los mejores hoteles de la ciudad, con los editores de las guías turísticas, con las empresas de turismo receptivo y de congresos, con las compañías de taxis…
Botafumeiro es más Moncho’s que nunca, aunque la ciudad pierde un referente gastronómico. Fuentes próximas a Neira cuentan que el grupo empresarial es un monstruo de gestión profesionalizada del que ya no se ocupa. El restaurador solo disfruta de su hija y de su tercera esposa, la primera con la que ha tenido descendencia.