Javier Moll, actual presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), pierde a su principal coacher al frente de la institución que defiende los intereses de las empresas más tradicionales del país. Moll fue promovido por el recientemente fallecido Leopoldo Rodés.
De manera recurrente, Moll requirió de la ayuda del empresario publicitario desaparecido para afrontar el reto de liderar una institución que defiende, a modo de lobby, los intereses de las empresas no cotizadas de capital familiar.
Moll es, a decir de sus colaboradores, un hombre gris, con dejes autoritarios y sin dotes de liderazgo. De hecho, y según estas mismas fuentes, está llevando muy mal esta responsabilidad y tiene totalmente desorientada y desmotivada a la organización.
De acuerdo con las informaciones obtenidas hasta la fecha, Javier Moll se ha centrado en hacer eventos locales y micro locales en aquellos emplazamientos territoriales en los que tiene sus periódicos y puede asegurar el éxito. Para ello no ha dudado en poner a trabajar a sus directores locales en cada acto para movilizar al tejido empresarial de cada entorno.
Sin embargo, Moll rehúsa las grandes plazas empresariales de Madrid o Barcelona. Dentro de la institución que preside se critica que el perfil del instituto se ha visto muy reducido en estos últimos dos años y que ahora, tras la desafortunada desaparición de Rodés, aún será peor.