Nico Laprovittola es un jugador con mucho talento. Y, también, con desparpajo. Esté inspirado o no, asume responsabilidades. Cuando el balón quema a otros jugadores, él lo quiere. Contra Olympiakos no se escondió, pero jugó con demasiada ansiedad y cometió errores impropios en los minutos finales.
Un balón perdido por Laprovittola sentenció al Barça en el Palau. Antes había fallado tres tiros decisivos de manera consecutiva, que dieron paso a una mala racha --completada por Ricky y Jabari-- de cinco ataques consecutivos sin anotar en la fase caliente del partido. Sumó 17 puntos y fue máximo anotador del encuentro, pero no interpretó bien las necesidades del equipo en muchas fases del partido. Sobre todo, en los minutos finales.
Sin los puntos de Laprovittola, el Barça depende demasiado de su defensa. En ataque le faltaron ideas y le sobraron prisas cuando Olympiakos apretó los dientes. Laprovittola hizo la guerra por su cuenta y salió cruz. La estrella del equipo de un Roger Grimau superado también debe dar un paso al frente y demostrar más.