El Barça de basket volvió a estrellarse contra el Real Madrid. Y, sobre todo, contra Walter Tavares, posiblemente el pívot más determinante del baloncesto europeo con sus 2,20 metros. En la final de la Supercopa, el guion fue parecido al de los últimos duelos entre ambos equipos.

 

Tavares fue el MVP de la final. Sin discusión. Él solo se bastó para aniquilar a un Barça que pudo pero no supo ganar. El pívot de Cabo Verde anotó 24 puntos, capturó 12 rebotes, colocó cinco tapones, dio dos asistencias y tuvo un 40 de valoración. Sus números fueron elocuentes. De estrella.

Sanli, insuficiente

El Barça también tuvo en un pívot, Sanli, a su máximo anotador. El turco sumó 21 puntos. Tiene buena mano, pero es mucho más frágil en defensa. Intimida mucho menos y es menos fiable en los momentos decisivos.

Tavares frena una penetración de Laprovittola

Tavares frena una penetración de Laprovittola / EFE

Jasikevicius no tiene un pívot tan contundente. Tampoco lo quiere. El técnico lituano prefiere jugadores interiores más versátiles, con buena mano, que sean resolutivos bajo los aros y a media distancia. 

Los seis cambios

Sanli y Vesely son los pívots del Barça. Tienen experiencia en grandes duelos, pero con Tavares no pueden. Y el pívot más parecido, Nnaji, todavía está en fase de crecimiento. 

Jasikevicius ha cambiado seis piezas respecto al Barça de la pasada temporada. Calathes, Exum, Hayes-Davis, Smits, Oriola y Davies han sido sustituidos por Satoransky, Paulí, Kalinic, Da Silva, Tobey y Vesely. Especialmente significativo es el relevo de Calathes por Satoransky. Un simple cambio demuestra que el técnico quiere un Barça más ofensivo, más rápido en las transiciones. También quiere un Barça con más carácter en defensa. Pero, de momento, sigue sin encontrar el antído para superar a Tavares.