El fútbol femenino ha eclosionado en los últimos años. Y su evolución progresiva a nivel competitivo va ligada, como es lógico, a un incremento del grado mediático que está llamando la atención de los clubes más poderosos de Europa. Principalmente, a los que más dinero tienen en estos momentos; hablamos de los nuevos ricos, aquellos clubes extranjeros que, gracias al aporte económico de los jeques, petrodólares u otras grandes fortunas, consiguen construir equipos galácticos sin necesidad de tener un proyecto deportivo detrás... Sólo a base de talonario.
Cierto es que, en lo que respecta al fútbol masculino, la inyección prolongada de millones en el mercado de fichajes no está sirviendo a estos clubes para acercarse a los títulos europeos de sí conquistan habitualmente los equipos de Liga. El dominio es absoluto, y los datos hablan por sí solos: 32 trofeos de grandes competiciones europeas han ganado los conjuntos españoles en lo que va de siglo XXI, por los 13 de equipos de la Premier League, 5 de equipos de la Serie A o, por ejemplo, absolutamente ninguno de la Ligue 1.
Seria amenaza para la Liga española
En el fútbol femenino, sin embargo, se está fomentando en los últimos meses este patrón: una fuga de talento de la Primera División española rumbo a clubes como Manchester City, Arsenal o Paris Saint-Germain, que quieren apuntarse al partido ahora que han visto que el futfem tiene tirón mediático y genera interés --cada vez más-- entre los aficionados de todo el mundo. Es un negocio a explotar, y quieren aprovecharlo para llevarse a las mejores futbolistas.
Eso es una seria amenaza para la máxima categoría femenina del fútbol español, que precisamente lo que desea es ser más atractiva año tras año para los seguidores, sin perder ni un ápice de competitividad. De momento, la mejor goleadora de la Liga femenina 2021-22 ya ha hecho las maletas. Se trata de Geyse Ferreira, que empató con Asisat Oshoala anotando 20 tantos en 27 partidos jugados. La hasta ahora atacante del Madrid CFF dejará la capital española para vestir la camiseta del Arsenal, donde compartirá delantera con una de las mejores artilleras del mundo, Miedema.
Aleixandri, Leila, Deyna Castellanos...
Por desgracia, no es la única que se marcha. Y es que Laia Aleixandri (Santa Coloma de Gramanet), quien fuera capitana y líder de la defensa del Atlético de Madrid a sus 21 años, pasará a vestir con toda probabilidad la camiseta de un Manchester City que ya quiso pagar un traspaso por ella el verano pasado. Ofreciéndole, claro, mejores condiciones contractuales que las que puede asumir el equipo colchonero en estos momentos.
Ese mismo destino, el Manchester City, apunta a ser también el de Leila Ouahabi. La carrilera de Mataró tomó la decisión, a sus 28 años, de no renovar con el FC Barcelona y abandonar la Primera Femenina después de 13 años vistiendo los colores del club azulgrana.
Y volviendo al Atlético de Madrid, otra estrella que hace las maletas es la venezolana Deyna Castellanos, que a sus 23 años acaba contrato, no renueva y probablemente se marche también a la Premier League, con el equipo citizen, Chelsea y Arsenal en el horizonte. El City, por cierto, ya cuenta en su plantilla con una exazulgrana como Vicky Losada, y sigue fijándose en España para llevar a cabo la mayoría de sus grandes fichajes.
Adiós a Asllani... ¿Y a Lieke Martens?
Todo ello mientras el FC Barcelona intenta retener a Lieke Martens, quien por ahora ha decidido no renovar el contrato que caduca este mismo 30 de junio de 2022, y sigue estando en el radar del Paris Saint-Germain. El Real Madrid, por su parte, no ha podido aguantar en la plantilla a una estrella internacional como Kosovare Asllani. La sueca ya ha anunciado que deja España, aunque no se conoce todavía su futuro destino.
En definitiva, está claro que la próxima temporada la Primera Femenina seguirá rezumando talento por todos los costados, especialmente en la plantilla de un FC Barcelona que volverá a aspirar a todos los títulos con estrellas consagradas como Alexia Putellas, Irene Paredes o Caroline Graham Hansen en sus filas. Es una realidad, no obstante, que los nuevos ricos se están poniendo las pilas... y que cuando alguien se marcha, ya es muy difícil que regrese.