Era una final adelantada. Una final a la que el Barça asistió adormecido en un estadio lleno y ante un rival que cada día parece más superior. Las azulgranas no podrán asistir a su cuarta final consecutiva de la Copa de la Reina. Unas de sus competiciones predilectas, como ocurre con el masculino, y que muy a su pesar que tendrá otros protagonistas en el Estadio de los Cármenes.

El Barça aterrizó en Madrid con muchas dudas, tras perder contra el Sporting de Huelva el miércoles y casi regalar la Liga a un Atlético de Madrid que también quiere la Copa y que así lo demostró durante 90 minutos. Impuso el mismo ritmo de partido que mantiene en el campeonato doméstico y hundió a unas azulgranas que apenas tuvieron ocasiones claras en la portería defendida por Lola Gallardo.

Otro ritmo

Las rojiblancas metieron el miedo en el cuerpo al Barça y asolaron la portería de Sandra Paños, muy segura en el juego aéreo, pero que no pudo llegar a todo. Con Jenni Hermoso, Amanda Sampedro y Ludmila en el frente de ataque, la velocidad de las delanteras puso en jaque a una defensa despistada y la asfixiante presión impidió que el balón saliera con claridad.

Con Vicky Losada sin recibir con claridad, las delanteras azulgrana estuvieron huérfanas de balón y jugar al espacio no es una de las preferencias del equipo que dirige Luís Cortés.

Y cuando el Barça empezó a encontrar la posesión y el control del partido llegó el primer golpe. En una jugada a balón parado y varios remates, Ludmila cabeceó para batir a Sandra Paños a tres minutos del pitido final de la primera parte. Un jarro de agua fría para un conjunto que necesitaba el descanso par rehacerse.

 

Mismo guión

Con el marcador en contra y la obligación de empatar tampoco cambió el partido. El Atlético quiso su revancha particular por la final perdida la temporada pasada y no aflojó el acelerador.

En la medular nunca hubo pases claros para un equipo acostumbrado a encontrar a Alexia y Vicky Losada entre líneas. Con el partido vivo, llegó la jugada que marcó el partido.

Luís Cortés acudió al banquillo para dar entrada a la delantera Asisat Oshoala en un saque de banda favorable a las locales. Un movimiento que aprovecharon y que pilló al Barça descolocado. Ludmila volvió hacer gala de su velocidad y puso el 2-0 en el marcador con un disparo al palo largo, imposible para Paños.

 

Por orgullo

Se rompió el partido y el Barça, lejos de su mejor versión, puso más corazón que cabeza para reengancharse a un partido que no dio por perdido. La entrada de Duggan dio mayor presencia ofensiva, pero nunca tuvieron ocasiones claras. Probaron a Lola Gallardo desde la media distancia, pero sin acierto. 

2-0 y un nuevo golpe que digerir para un conjunto que se queda a las puertas de una nueva final y que apenas cinco días atrás regaló la Liga. Una liga que ya no depende de ellas mismas y que tendrán que esperar el tropiezo de las colchoneras para poder subirse de nuevo al tren de la Liga.