Gran favor del Villarreal al FC Barcelona. El submarino amarillo ha dado un golpe sobre la mesa, después de vencer justamente al Real Madrid (2-1) en casa. El conjunto dirigido por Quique Setién --ex entrenador culé-- generó mucho daño a la defensa del equipo merengue, sobre todo en los rápidos ataques internos. La caída de los pupilos de Ancelotti deja al Barça otra semana en el liderato de la Liga, independientemente del resultado que pueda darse en el enfrentamiento contra el Atlético de Madrid.
El Villarreal perdona
Los dirigidos por Setién se mostraron certeros en su plan de juego desde el principio. Su precisión con balón, especialmente para dañar en el sector interno del campo, fue un dolor de cabeza tremendo para el elenco madrileño, que apenas tuvo capacidad de respuesta ante la velocidad de esos ataques. La fortuna igualmente sonrió al Madrid, tomando en cuenta el disparo de Coquelin que pegó en el poste, una de las jugadas más peligrosas del primer tiempo.
El Real Madrid tuvo sus oportunidades para abrir el marcador, aunque en este caso a cuentagotas. El poco control de los merengues fue visible a lo largo de los 45 minutos, siendo su mejor arma la calidad individual de sus futbolistas de mitad de cancha hacia adelante. Pero la sensación es que el Villarreal estaba mereciendo un gol antes de llegar al descanso.
Caen los goles
El comienzo de la segunda parte finalmente fue favorable para el submarino amarillo. Tan solo necesitaron unos pocos minutos desde la reactivación del encuentro para anotar el primer tanto, que fue cortesía de Yeremy Pino. La alegría de los aficionados en el Estadio de la Cerámica no duró demasiado, debido a que el árbitro pitó un penal a favor del contrario por un leve contacto del balón en la mano de Foyth. Dicha acción fue cobrada con frialdad por Benzema.
Pero la respuesta inmediata del Villarreal a ese gol apareció tan solo tres minutos después. Gerard Moreno se encargó de devolver la ventaja a los suyos con un tanto de penalti, tras una mano de David Alaba. El tramo final del encuentro fue un intenso ejercicio de resistencia por parte del equipo de Setién, aunque sin dejar de lado su idea de contragolpear con gran precisión y rapidez.