El Shakhtar Donetsk vivió tiempos gloriosos a principios del siglo XXI. Con Mircea Lucescu como entrenador, el club ucraniano ganó ocho Ligas, seis Copas, siete Supercopas y una Copa de la UEFA. En 2009, pleno esplendor, el Shakhtar estrenó un estadio espectacular, el Donbas Arena, con capacidad para 52.000 espectadores, en los que desafió al Barça de Guardiola. Pero todo se fue al garete a partir de 2014.
Desde hace ocho años, el Shakhtar es víctima de los tensiones que se viven en Donetsk y en Ucrania. En 2014, en plena guerra civil en el este de Ucrania, varios futbolistas --Fred, Douglas Costa y Dentino, entre otros-- abandonaron el club. Comenzaban los malos tiempos y el fútbol dejó de ser prioritario.
Dos bombas
El moderno Donbas Arena, donde España derrotó a Francia en la Eurocopa de 2012, también sufrió los efectos de la guerra y en agosto de 2014 dos bombas impactaron ya en el estadio.
Donetsk es una ciudad en la que el conflicto entre ciudadanos prorrusos y ucranianos se ha vivido con mayor intensidad y virulencia. La sede administrativa del club se trasladó a Kiev y en 2017 el equipo se trasladó a Jarkov. Luego, a Leópolis.
El Barça de Guardiola
El Barça de Guardiola se enfrentó al Shakhtar en la Champions y el técnico calificó a los ucranianos como "el mejor equipo de Europa". Guardiola quedó maravillado con las actuaciones de un defensa central llamado Chigrinski, por quien el Barça pagó 30 millones de euros y un año después lo vendió por la mitad.
Hoy, el Shakhtar juega la Champions, pero es un equipo sin aspiraciones. Herido por la guerra. Y contra el Real Madrid jugará en el exilio de Varsovia, un escenario que nunca hubiera imaginado el gran Joe Strummer cuando, con los Mescaleros, dedicó una canción al club ucraniano.