Cuando uno siente que encaja en un sitio, no quiere que nada enturbie esa experiencia. Ni siquiera la realidad. Rodrygo Goes ha concedido unas recientes declaraciones en las que habla de su fichaje por el Real Madrid como una decisión tomada desde el corazón, teniendo claro de antemano que prefería fichar antes por el club merengue que por un FC Barcelona que, como todo el mundo sabe ya, también estuvo interesado en su contratación.
Una explicación con lagunas
En la entrevista en cuestión, concedida a un potcast brasileño llamado Podpah, el atacante del Real Madrid explica que hace cuatro años, cuando su padre le dijo que todo estaba preparado para que firmara por el Barça, su respuesta fue la esperar a que el equipo merengue realizase una oferta en firme. "¿Espera un momento? Si vas a jugar con Messi", fue la respuesta de su progenitor, según cuenta el futbolista brasileño.
"Un día normal llegué a casa tras un partido. Tenía una camiseta del Real Madrid en mi casa. Mi padre entró en la habitación con esa camiseta y otra del Barça y me dijo que escogiese. Yo elegí la del Real Madrid", narra el de Sao Paulo de forma idílica.
Una historia contada a medias, sólo con las partes que interesan al jugador del Real Madrid en este momento. Porque, aunque la historia pueda parecer muy emotiva, lo cierto es que Rodrygo se marchó al Real Madrid, entre otras cosas, porque Florentino Pérez puso encima de la mesa una oferta que el FC Barcelona decidió no igualar.
Florentino no quería otro caso Neymar
El presidente del Real Madrid, que había visto cómo años antes el FC Barcelona se había llevado a Neymar Jr procedente del Santos, ofreció a Rodrygo Goes una prima de fichaje de ocho millones de euros, además de ocho millones más para su representante, Nick Arcuri, y 40 millones para el Santos por el 80 por ciento de sus derechos. Una operación parecida a la que había efectuado unas semanas antes con Vinicius Jr.
De esta forma, a base de talonario, Florentino consiguió llevarse en verano de 2018 a las dos grandes perlas de Brasil, adelantándose así al Barça y al resto de clubes europeos que estaban interesados. Ambos tienen ahora 21 años, acaban de conquistar su primera UEFA Champions League con el Real Madrid y ya no son promesas, sino toda una realidad. La historia de que eran madridistas de corazón desde críos, en todo caso, hay que cogerla con pinzas.