Batacazo de dimensiones cósmicas el que se dio el Real Madrid este jueves en San Mamés. El Athletic Club, verdugo del Barça en octavos de Copa del Rey, aniquiló al eterno rival azulgrana gracias a los graves errores de los merengues, su desgaste físico y el empuje de La Catedral. Un ridículo copero que deja a muchos sentenciados en el bando blanco, tanto a jugadores como a un técnico, Carlo Ancelotti, cuyas decisiones empiezan a cuestionarse a pesar del buen rumbo del equipo en Liga y Champions League.
Florentino Pérez no acabó nada contento tras el espesísimo partido de un equipo gris, sin alma, en el que prácticamente nadie se salva de la quema. El gol de Berenguer en el minuto 88 retrató las vergüenzas merengues y un hecho cuanto menos llamativo: tres estrellas (o estrellados) que teóricamente deberían sumar positivamente en la plantilla, Gareth Bale, Eden Hazard y Luka Jovic, no jugaron ni un minuto y únicamente el futbolista belga calentó en los últimos instantes del choque, sentándose luego en el banquillo cuando el Athletic perforó la portería de Courtois.
El clan brasileño, retratado
Mérito especial para Marcelino y sus jugadores, que plasmaron una intensidad y ritmo de juego difícil de seguir para los visitantes. Rodrygo y Vinicius Jr mostraron claros síntomas de fatiga y demostraron que los encuentros clasificatorios del parón FIFA con Brasil han mermado sus fuerzas, como es natural, no sólo por el desgaste en las piernas sino también por las horas de vuelo. El experimento de Marco Asensio como referencia en ataque tampoco le salió bien a Ancelotti, que buscó innovar con un frente de ataque sin Benzema, lesionado, pero igualmente sin los otros dos nueves de la plantilla: Jovic y Mariano.
Lo único que podría destacarse positivamente de la línea defensiva del Real Madrid fue la actuación de Éder Militao, que volvió a cumplir con nota pese a sus despistes puntuales. Casemiro fue uno de los grandes señalados con su error en el gol del Athletic, lo que hace saltar de nuevo las alarmas en la casa blanca. Y es que el centrocampista brasileño, que lo juega casi todo, ha bajado el nivel en los últimos tiempos y por ahora no aparece un recambio con la suficiente solvencia y regularidad, desde el banquillo, para sentarle.
Militao, despejando el balón, durante el Athletic-Madrid / EFE
Empieza a llover en Madrid
Podría decirse que los brasileños (Vini, Rodrygo y Casemiro) fueron los peores del Real Madrid con diferencia, salvando únicamente a Militao y con un centro del campo en el que Modric y Kroos se vieron constantemente superados. Marco Asensio volvió a mostrar su inoperancia en los partidos importantes, y al conjunto merengue le crecen los enanos a menos de dos semanas para visitar el Parque de Los Príncipes, donde deberá enfrentarse al Paris Saint-Germain de Mbappé, Neymar y Messi en la ida de octavos de Champions League.
Ancelotti, el principal señalado por Florentino Pérez tras el partido, deberá recuperar anímicamente a un Madrid que tenía la aspiración de conquistar todos los títulos nacionales esta temporada, pero que ya se ha quedado a medias. Con la Supercopa ya en las arcas del Bernabéu, los blancos aspirarán a reconstruirse este domingo ganando al Granada para mantener, como mínimo, la distancia con el Sevilla al frente del liderato liguero. Los cimientos de la estabilidad merengue se tambalean, sin embargo, y habrá que ver si a Ancelotti le tiembla la mano en las próximas alineaciones.
La baja de Karim Benzema, unida a la falta de energía de Vinicius Jr, han destapado todos los problemas. Y da la sensación de que, cuando el equipo no es capaz de carburar en ataque y la edad empieza a notarse en el centro del campo, ni siquiera el buen hacer de Militao y Courtois sirve para salvar los muebles. Antes sólo eran nubarrones. Ahora, ha empezado a llover en Madrid.