El fin del culebrón Sergio Ramos deja muchas lecciones. La salida del central, y sobre todo la manera en que lo ha hecho, define el modo en que los altos ejecutivos de Concha Espina quieren gestionar el club capitalino.
Florentino Pérez ha mantenido el pulso de su ex capitán hasta las últimas consecuencias. Tanto es así que, según la versión contada por Ramos este miércoles, incluso cuando el de Camas aceptó la oferta a la baja del club, desde el Bernabéu se le dijo que no. Que ya era demasiado tarde.
Una manera de proceder que de algún modo retrata las intenciones verdaderas del presidente blanco.
Florentino, durante una gala de la UEFE. / EFE
Un poder excesivo
La figura de Ramos fue creciendo paulatinamente en el seno del madridismo. Goles como el de Lisboa y las tres Champions levantadas bajo su capitanía lo encumbraron como líder absoluto del vestuario. Una ascendencia sobre el resto de compañeros que incluso creció tras la salida de Cristiano Ronaldo en 2018.
Este peso en la caseta acabó por resultar incómodo para la directiva blanca. Florentino Pérez vio cómo el liderazgo del camero se convertía en un problema cuando había de negociar asuntos colectivamente con los jugadores. Tal y como ocurrió con las rebajas salariales planteadas a la plantilla este año.
Trato de privilegio
El poder del capitán también se trasladó a la negociación de su propio contrato. Ramos quería un trato priviliegiado que lo mantuviese como el mejor pagado del equipo, incluso después de una temporada tan gris como la última.
Sergio Ramos, en la grada del Alfredo di Stéfano | EFE
Pero Florentino no estaba dispuesto. El presidente está convencido que ahora o más adelante el jugador iba a acabar provocando otros fuegos en el conjunto blanco. Un riesgo que el empresario no estaba dispuesto a tomar. Él ya tenía la decisión tomada: Ramos había de salir sí o sí este verano.