El Real Madrid de Zidane volvió a demostrar que la Champions League es su territorio. Los blancos superaron de forma muy contundente a un miserable Liverpool (3-1) y prácticamente certificaron su billete para las semifinales. Triunfo determinante para ganar en confianza también para el clásico del próximo fin de semana. Vinicius fue el héroe con dos goles.
Por la vía rápida
El Real Madrid se enfrentaba a una semana decisiva de la temporada. En menos de siete días, se jugaban la vida tanto en Europa como en la Liga. Y la primera prueba de fuego la solventaron con muy buena nota. Pese a no poder contar Zidane con su pareja de centrales titular (Sergio Ramos y Varane), el cuadro madridista en ningún momento los echó de menos.
Y es que se encontraron delante a un Liverpool extremadamente pobre. Los reds, muy lejos de su mejor nivel como demuestra su sexta posición en Premier League, no pusieron en problemas a los de Zidane en ningún momento. Con el paso de los minutos, los de Chamartín empezaron a hacerse por completo con el control del balón. Una superioridad que no tardaron en materializar en goles. Vinicius, que esta vez sí estuvo acertado de cara a portería, puso el primero tras un tremendo pase de Kroos.
Asensio, celebrando su gol contra el Liverpool | EFE
Un castigo merecido para los ingleses, que no consiguieron imponerse en ningún instante. Se mostraron ineficientes y tremendamente imprecisos. Una falta de concentración que se evidenció poco después, con un error infantil de Alexander-Arnold, que dejó el gol en bandeja a Asensio. La eliminatoria, prácticamente sentenciada al descanso.
Tras el paso por los vestuarios, el Liverpool trató meter una marcha más. Y en su primera aproximación a la portería de Courtois, recortaron distancias con un afortunado gol de Salah. Un tanto que fue un espejismo. No descentró al Madrid, que siguió con su juego y su dominio. Y el gran héroe, Vinicius, no tardó en poner tierra de por medio y marcar el tercero, con un disparo centrado que no atrapó Allisson.
En los últimos minutos, el Madrid redujo el ritmo y prefirió mantener su ventaja a buscar el cuarto. Una estrategia que funcionó, ya que el Liverpool prácticamente no se acercó a la portería madridista. Después de una semana en que se habló de venganza tras la final de 2018, el conjunto madridista destrozó al Liverpool por exactamente el mismo resultado que hace tres años. Y esta vez con Salah y sin Ramos en el campo. No hay excusas. Los de Klopp protagonizaron un partido deplorable y acercaron a los blancos a las semifinales. El gol, el único motivo para la esperanza de un equipo que ya remontó en Anfield un 3-0 al Barça. Eso sí, jugando así, difícil creer en la remontada.