El Real Madrid no pudo con un Valencia que lo está pasando especialmente mal esta temporada y con un VAR imparcial. Los de Zinedine Zidane cayeron sin dar la cara ante un equipo que demostró más orgullo que fútbol y lucharon hasta el último minuto para mantener el resultado favorable (4-1). Cuatro goles en contra, tres de ellos de penalti, que dejan contra las cuerdas al entrenador galo. La primera vez en la historia de la Liga que esto sucede.
Partido bajo mínimos en Mestalla. El conjunto blanco acudía a la cita de este domingo con numerosas bajas. Eden Hazard, Eder Militao y Casemiro fueron postivo por coronavirus, mientras que Dani Carvajal, Álvaro Odriozola y Nacho siguen lesionados. Bastantes problemas para el entrenador para configurar un once a su gusto.
En frente, Javi Gracia lo tenía todavía más complicado. El Valencia este año se ha despedido de varias de sus estrellas --Moreno, Parejo, Coquelin o Kondogbia-- y los jóvenes han cogido protagonismo en el equipo como Hugo Guillamón, Maxi Gómez, Carlos Soler o Musah. Pero ya se sabe la rivalidad histórica entre estos dos grandes y que nunca es un rival asequible para los blancos. Lo volvieron a demostrar.
El Real Madrid se deja tres puntos por el camino con una pésima actuación y confirma las malas sensaciones de este inicio liguero. Zidane apostó por Marcelo, Isco y Vinicius como titulares; pero no dieron resultado. Aunque tuvieron varios acercamientos a la portería de Jaume Domènech, solamente Karim Benzema fue capaz de generar peligro.
La reacción ‘che’
El Real Madrid firmó una primera parte muy irregular, empezando con grandes dudas y después ganando confianza a medida que pasaban los minutos. Tuvieron el premio del gol en el 22, con un gran disparo del delantero francés desde la frontal del área. El balón lo desvió Gabriel Paulista y terminó en la escuadra. Entonces empezó el espectáculo.
Benzema celebrando su gol contra el Valencia / EFE
Cuando parecía que sería un paseo por parte de los blancos, llegó la reacción. Seis minutos más tarde, el colegiado Gil Manzano pitaba penalti por una mano de Lucas Vázquez a un centro de José Luis Gayà. La pena máxima terminó con gol de Musah tras la parada Thibaut Courtois a Carlos Soler, pero tras consultarlo con el VAR, se mandó a repetir. Esta vez, el centrocampista español no fallaba y ponía el empate en el marcador.
A dos minutos del descanso, llegó el gol ridículo de la jornada. Un centro desde la derecha sin apenas peligro, terminó con un enredo entre Raphael Varane y su portero y con el balón que cruzaba la línea de gol. Entró de nuevo el videoarbitraje tras las quejas de los valencianistas y se confirmó la remontada (2-1). Reacción inesperada de los locales.
Y más VAR
La segunda parte también fue del VAR. En el minuto 51, se confirmó que la gesta blanca sería aún más complicada. Marcelo entraba a Maxi Gómez tras un centro de Gayà dentro del área y Gil Manzano volvía a indicar la pena máxima. Y Soler la volvió a marcar. Doblete y sorpresa en Mestalla. Las caras de incredulidad entre los jugadores locales lo decían todo.
Los jugadores del Valencia celebrando un gol contra el Real Madrid / Redes
Ocho minutos después de la segunda pena máxima, Sergio Ramos volvía a protagonizar otra acción de VAR. Golpeaba inocentemente el balón con la mano tras un rebote de Musah. Era el tercero penalti en contra del Real Madrid en un partido y el árbitro lo concedió. Algo histórico a lo que no estamos nada habituados.
Carlos Soler tampoco fallaba la tercera oportunidad: hat-trick desde los once metros. Lo que normalmente sucede a favor de los de Chamartín, este domingo se les giró en contra. Manos más o menos voluntarias, entradas discutibles y mala suerte (con el gol en propia). Todo iba en contra los merengues y de Zidane.
Sin reacción
Ni Ramos, ni Benzema (que se retiró lesionado en los minutos finales) ni la flor de Zidane. Este domingo no fue el día para los madridistas. El orgullo del Valencia se los comió de principio a fin y, sin el VAR de tu lado, la reacción no llegó. Goleada con sabor muy amargo para ir al parón de selecciones. El madridismo tendrá tiempo de reflexionar.