El Real Madrid consiguió un triunfo clave ante el Inter de Milán (3-2) y respira un poco más tranquilo en la Champions. Los blancos volvieron a demostrar que incluso con un nivel de juego pobre, siguen siendo un equipo a batir en Europa. El conjunto madridista, con muy poco, se puso con dos goles de ventaja en el marcador.
Sin embargo, poco a poco fueron notando el cansancio físico, y los italianos consiguieron empatar el choque. Unas tablas en el electrónico que no servían a ninguno de los dos equipos. Y cuando los de Zidane estaban con la soga al cuello, apareció de nuevo su flor. Rodrygo definió una carrera de Vinicius para sentenciar el choque, y dar vida a un Madrid que nunca puedes dar por muerto. Y menos en Champions.
Mínima ventaja blanca
Real Madrid e Inter de Milán necesitaban la victoria para no complicarse su acceso a los octavos de final de la Champions. Ambos equipos iniciaron su andadura en Europa con pinchazos inesperados. Los tres puntos que se jugaban en el Alfredo Di Stéfano eran determinantes para respirar un poco más tranquilos.
En este sentido, desde el primer minuto de partido se demostró que a ninguno de los dos conjuntos les interesaba el empate. Tanto blancos como neroazzurri se mostraron ambiciosos en busca de la portería rival. Eso sí, cada uno a su manera. Los de Zidane cedieron la posesión a los italianos, pero presionando con la línea muy adelantada la salida de balón de los de Conte. Un planteamiento que sorprendió al cuadro lombardo.
Precisamente, de esta intensa presión llegó el primer gol del club de Chamartín. Achraf Hakimi, con pasado madridista, protagonizó un error calamitoso. El lateral marroquí cedió la pelota a su portero, pero no vio la presencia de Benzema. Prácticamente le asistió para adelantar a los locales.
Sergio Ramos y Benzema, celebrando un gol ante el Inter | EFE
Este Madrid es experto en renacer. Lo ha demostrado muchas veces ya. Y cuando peor está jugando, es cuando más peligroso es. Tras el gol del delantero francés, el Inter no tardó en lanzarse en busca del empate. Y cuando más sufría el conjunto merengue, llegó el segundo. Sergio Ramos, a la salida de un córner, volvió a demostrar su contundencia en el juego aéreo y sumó su gol número 100 con la elástica blanca.
Con el segundo tanto, parecía el partido ya definido para los de Zidane. No obstante, Lautaro Martínez, pocos segundos después, definió a la perfección una espectacular asistencia de Barella. Un tanto que dejaba el partido y el resultado totalmente abierto de cara a la segunda mitad.
El Madrid siempre renace
Tras el paso por los vestuarios, los jugadores del Real Madrid empezaron a notar el desgaste físico de la primera mitad. Y eso lo aprovechó un Inter mucho más fresco, tanto en la presión como en la definición. Con el paso de los minutos, todavía eran más claras las ocasiones de los italianos. Se olía el empate. Y no tardó en llegar.
Lautaro de nuevo fue protagonista. El delantero argentino se aprovechó de que Sergio Ramos estaba fuera de posición, y lideró un contraataque en superioridad. Se plantó en el área, y cedió el balón a Perisic, que superó a Courtois con un tiro cruzado. Con el empate, llegaron los mejores minutos de los neroazzurri. De nuevo, Lautaro estuvo cerca de poner en ventaja a su equipo, pero su tiro se marchó al palo. Los hombres de Zidane estaban desolados.
Rodrygo, celebrando con Vinicius su gol ante el Inter | EFE
Pero a este Real Madrid nunca puedes darlo por muerto. Ya sea por la flor de Zidane, por la eficacia de sus estrellas o por los deseos del dios del fútbol, pero en choques decisivos los blancos se convierten en imbatibles. Cuando peor estaban, necesitaron solo una carrera de Vinicius y una gran definición de Rodrigo para poner el tercero, y mantener vivo al conjunto madridista en Champions. Su competición fetiche.