Gareth Bale se está convirtiendo en un problema importante para el Real Madrid. El galés, con contrato todavía hasta 2022, parece fuera de sí. Su actitud es nefasta tanto dentro del campo como fuera de él. Y parece no importarle. Él se siente a gusto en el Santiago Bernabéu pese a que se han reducido de forma drástica sus oportunidades con Zidane. Esta temporada, solo ha disputado 19 encuentros, pero ha sido titular solo en la mitad.
Gareth Bale, con un mal gesto en un partido con el Madrid | EFE
No obstante, hay algo más fuerte que el fútbol que lo mantiene en el conjunto blanco: el dinero. El extremo es el jugador mejor pagado de la plantilla, con una ficha de 15 millones de euros. Lo que le está provocando problemas importantes con su técnico, y con el presidente Florentino Pérez.
Un nuevo feo al Madrid
En el encuentro contra el Eibar, volvió a quedar de manifiesto las importantes diferencias entre el extremo galés y el técnico madridista. Bale fue superado por Rodrygo, y empezó el encuentro en el banquillo. Entró en el minuto 61, pero sus gestos no hacían sino demostrar de nuevo sus pocas ganas de jugar en el equipo madridista.
No obstante, el gran feo llegó tras el encuentro. el atacante madridista recibió de manos de Florentino Pérez una camiseta conmemorativa de sus 250 encuentros como blanco, pero no mostró ningún gesto de simpatía ni de felicidad. Se quedó pasmado ante la sorpresa del máximo mandatario merengue. Además, tampoco quiso coincidir en la imagen con Zidane, que también recibió un recuerdo por sus 200 partidos como técnico.
Bale y Zidane apenas tienen relación/ Twitter
Una nueva muestra del distanciamiento del galés con el club blanco, y especialmente con el técnico francés. Una cuestión de química que parece no tener solución posible. La suplencia en el primer encuentro tras el confinamiento habría sido la gota que colma el vaso para el extremo, que no facilitará su salida el próximo verano.
Una situación insostenible, que solo se resolverá si Bale pone un poco de su parte. Y de momento, no parece estar mucho por la labor. Tiene contrato, y vive en un sitio que le encanta. El fútbol parece haber pasado ya a un segundo plano para un futbolista que se ha convertido en el gran dolor de cabeza de Zidane y Florentino Pérez.