Este Real Madrid no está dispuesto a tirar la Liga, como hizo en temporadas anteriores. Los blancos saben que este año tienen una oportunidad de oro de superar en la competición de la regularidad a un Barça malherido por las lesiones y los problemas internos. Sin embargo, el equipo madridista tampoco está en su mejor momento, y tendrán que luchar hasta el final para superar a los azulgranas. Se prevé una lucha muerte en las jornadas que quedan de campeonato.
Los jugadores del Celta celebran su primer gol en el Bernabéu | EFE
Esta dificultad la descubrieron de primera mano los hombres de Zidane muy pronto, ya que el Celta consiguió adelantarse en el Santiago Bernabéu muy pronto tras una gran acción individual de Smolov. Sin embargo, los jugadores madridistas, confiados, no perdieron en ningún momento la calma y la efectividad. Con cuotas de posesión que llegaron hasta prácticamente el 70%, los blancos tuvieron el control total del balón durante los primeros 45 minutos. No obstante, este dominio no consiguieron transformarlo en ocasiones.
El Madrid paga caro su parsimonia
En cambio, el guión dio un giro total en la segunda mitad. El equipo madridista, mucho más agresivo y profundo, dejó de lado el control y decidió ser más vertical en sus ataques. Una estrategia con la que el Madrid consiguió, finalmente, llegar con peligro a la portería de Rubén Blanco. Ni cinco minutos tardó Toni Kroos en poner las tablas en el marcador, tras una gran combinación con Benzema y Marcelo.
El tanto cayó como un jarro de agua fría al conjunto gallego, que además vio como su gran enemigo lo tenía en casa. Y es que en el minuto 60, un manifiesto e infantil error de su guardameta permitió al Madrid remontar el encuentro. El portero Rubén Blanco protagonizó un claro penalti a Hazard, cuando el balón se marchaba directamente por la linea de fondo. Y Sergio Ramos, con la misma calma con la que los madridistas consumaron la remontada, puso por delante a los blancos.
Santi Mina celebra el empate del Celta en el Bernabéu | EFE
No obstante, el Real Madrid cayó en el error de confundir la tranquilidad con la parsimonía. Y el Celta, de forma inesperada y cuando mejor estaba el equipo merengue, aprovechó un error defensivo de los blancos para empatar el encuentro, ante la sorpresa de la hinchada blanca. El gol lo anotó Santi Mina tras una mágica asistencia del ex culé Denís Suárez, que le echó un cable al Barça. Con este empate, el conjunto merengue mantiene el liderato pero con solo un punto de ventaja sobre los culés. A menos de dos semanas para el decisivo Clásico en el Bernabéu, la Liga está que arde.