Rodrygo es la gran esperanza blanca. Al menos de momento. El joven brasileño de solo 18 años está aprovechando de forma excelente los minutos que le está dando Zidane, e incluso ante el Galatasaray, fue el mejor de los blancos y se salió con un hat-trick y dos asistencias.
Así, tras su enorme actuación, hay muchos aficionados (y lo peor, algunos periodistas) que ya están aupando a Rodrygo a lo más alto del Olimpo de los Dioses del Fútbol. Por ejemplo, Julián Ruiz de el diario El Mundo no dudó en afirmar que el brasileño es el nuevo Pelé del Madrid. Cuando solo lleva jugados cuatro partidos a nivel profesional.
Rodrygo en el partido frente al Bayern de Múnich / EFE
Hecho reincidente
En el Madrid no es la primera vez que pecan de exaltar a los jugadores jóvenes de forma desmesurada tras una gran actuación. Un hecho que ya pasó con la llegada de Isco al Bernabéu, antes con Jesé… futbolistas que con el paso de los años no han vuelto a demostrar la calidad de los primeros días.
El último caso es el del también jugador de la actual plantilla del Real Madrid, Vinicius Junior. El brasileño fue una de las mejores noticias de la etapa de Solari en el banquillo de Bernabéu; pero este año a las órdenes de Zidane está contando con muchas menos oportunidades, sobre todo por su desacierto de cara a portería.
Una foto de Vinicius Jr. lamentando una ocasión / EFE
Uno de los casos más míticos fue el de Robinho. Tras un gran inicio de temporada, la prensa madrileña empezó a pedir el Balón de Oro para el brasileño y a venderlo como el nuevo Ronaldinho. No obstante, tras su paso por el vestuario blanco, la carrera del extremo fue de capa caída hasta acabar en el Basaksehir turco.
Por tanto, los aficionados madridistas tendrían que empezar a aprender a ser más cautos con las exaltaciones de sus jugadores jóvenes; y darles el tiempo necesario para adaptarse, habituarse y crecer hasta, en un futuro, quizá sí ser uno de los mejores jugadores del mundo.
El boom de Rodrygo en estas últimas semanas ha sido espléndido, pero lo que realmente hace que un futbolista entre en la historia es la capacidad de ser regular y mantenerse durante el tiempo. Un hecho que el joven extremo ni si quiera ha podido demostrar.