Pese al crédito que puede tener Zinedine Zidane en el Real Madrid tras su tres Champions consecutivas; la realidad es que el banquillo blanco es un lugar donde nunca se puede estar tranquilo, repleto de historias ocultas y donde cualquier hecho impensado puede pasar. Y para verificarlo, solo hay que analizar su evolución durante el último año.
Tras la decisión del técnico francés de dejar atrás el banquillo del Bernabéu en verano de 2018; Florentino decidió apostar para llevar las riendas del Madrid por Julen Lopetegui, que en aquellos momentos era seleccionador español. Pero, tras filtrarse su compromiso con el presidente blanco a solo dos días de comenzar el Mundial de Rusia, Lopetegui fue destituido fulminantemente por Luis Rubiales, presidente de la RFEF, como seleccionador nacional, cuyo cargo ocupó provisionalmente durante la Copa del Mundo Fernando Hierro.
Así, entrando por la puerta grande, Lopetegui se convirtió en el nuevo míster y la gran esperanza de todo el madridismo de continuar los éxitos en Europa que consiguió su antecesor. Eso sí, sin poder contar en sus filas con Cristiano Ronaldo, que acababa de marcharse a la Juventus; y sin tiempo para poder confeccionar una plantilla a su gusto. Una fórmula que tenía todos los elementos para no acabar bien, como así fue.
Destituido solo cuatro meses después
Para más inri, y después de toda la polémica que provocó su fichaje; Lopetegui apenas duró cuatro meses en el banquillo del Bernabéu. Un tiempo en los que consiguió dejar a uno de los dos grandes presupuestos de la Liga en la novena plaza, a 7 puntos del líder y con los mismos goles a favor que en contra, 14.
Julen Lopetegui en un Barça - Real Madrid / EFE
Pero su destitución no se puede justificar solo a nivel de resultados, sino también en el hecho de que nunca fue capaz de congeniar con los jugadores; y los mismos futbolistas tampoco estuvieron muy por la labor de proteger a su técnico.
Así, la paciencia de Florentino Pérez acabó hace justo un año, el 29 de octubre de 2018, tras caer estrepitosamente en el Camp Nou por 5-1. Lopetegui fue destituido mediante un comunicado que no dejaba muchas dudas. “Existe una gran desproporción entre la calidad de la plantilla, con 8 nominados al Balón de Oro, y los resultados obtenidos”, explicaba el texto.
El elegido para sustituirlo fue Santiago Solari, que prácticamente contó con la misma suerte que el técnico español y fue destituido en el mes de marzo tras caer eliminados en Champions ante el Ajax. Entonces, Florentino decidió apostar de nuevo por el hijo pródigo, Zinedine Zidane, para llevar de nuevo al equipo a la gloria.
El Bernabéu, un lugar difícil para estar tranquilo
No ha empezado bien la temporada para el Real Madrid. El equipo no está ofreciendo un gran nivel de juego ni tampoco de resultados. Y en la capital ya se empiezan a escuchar cantos de sirena que pueden comportar la marcha de Zidane del banquillo blanco. De hecho, Florentino ya tiene incluso al que podría ser su sustituto: José Mourinho.
Así, un crédito que cuesta mucho de ganar en el Bernabéu puede desvanecerse en pocos momentos. Un hecho que está viviendo en primera persona uno de los técnicos más importantes de la historia reciente del conjunto blanco, y que ya vivieron anteriormente Lopetegui y Solari.
Una foto de Santiago Solari y Gareth Bale en el Santiago Bernabéu / EFE
Una mala experiencia en Madrid no tiene por que comportar un descenso profesional. Solo un aprendizaje más que puede convertirse en mejor entrenador. Y sino que se lo digan a Lopetegui; tras su catastrófico paso por el banquillo blanco, el Sevilla ha decidido apostar de nuevo por él y está incluso mejor clasificado que los blancos en Liga.