James Rodríguez es el hombre del Real Madrid. Titular y suplente por partes iguales según las necesidades de Zinedine Zidane, el cafetero ha vuelto con la intención de quedarse. Y menos mal. Florentino Pérez intentó buscarle una salida en el mercado de verano, pero la imposibilidad de empaquetar al colombiano se antoja hoy por hoy como una bendición.
Dejando a un lado los beneficios económicos que deja James Rodríguez en el Santiago Bernabéu -- es el jugador que más capital aporta con el merchandising del club sobrepasando a Ramos o Hazard-- su incidencia en el juego es total. Hasta la fecha ha sido junto a Gareth Bale y Benzema de las mejores noticias del madridismo.
Reivindicativo
El inicio de temporada ha sonreído al colombiano. Un casi fijo del esquema de Zidane que se vio apartado de la titularidad tras lesionarse del sóleo a finales de agosto. Un contratiempo para Zidane que ahora, ya recuperado, promete ser un rompecabezas. Fue el último cambio del técnico galo, por detrás de Isco y Modric y respondió con creces.
Gol en el añadido para acabar con las esperanzas de remontada del Granada y reencuentro con la afición blanca. Un tanto que celebró por todo lo alto y que acabó con el Santiago Bernabéu coreando su nombre, totalmente ovacionado. Su participación ante el Granada supuso su séptimo partido como madridista en lo que va de curso, pero necesitó muy poco para dejar huella en un encuentro que se complicó inesperadamente.
Una foto de James Rodríguez durante el Madrid-Levante / EFE
El jugador colombiano ha sido titular en cuatro partidos y ha salido desde el banquillo en tres de los diez oficiales que ha disputado esta temporada el Real Madrid. Ante el Granada consiguió su primer gol con el equipo blanco en lo que va de curso. Volvió a celebrar un tanto de blanco 882 días después tras su paso por el Bayern de Munich como cedido. El último fue el 6 de mayo de 2017 en la victoria 0-4 ante la misma víctima, el Granada.
Señalado
Ocho minutos fue los que necesitó para imponerse. Recibió la ovación de la afición y además, señaló a varios de sus compañeros que ni en 90 minutos pudieron destacar tanto como James. El gol colaboró ostensiblemente, pero su rendimiento en otras jornadas está muy por encima de otros jugadores.
Mientras Kroos y Modric todavía cuentan con la confianza de Zidane, James avivó la eterna polémica con Isco Alarcón. Ambos fueron carne de cañón en la primera etapa del técnico francés en el banquillo blanco y esta temporada parece se repetirá la pugna por los minutos.
Una foto de James Rodríguez e Isco Alarcón en el banquillo del Real Madrid / EFE
El malagueño gozó de 22 minutos, pero pasó desapercibido. Apenas tuvo incidencia en el juego y la guerra particular que ambos han protagonizado las temporadas que han coincidido apunta a repetirse. Son jugadores de perfil similar, aunque con diferentes cualidades, pero una posición similar. De momento, James gana enteros para sentar a Isco.