Ridículo espantoso del Real Madrid en el Parque de los Príncipes. El París Saint-Germain sometió al equipo dirigido por Zinedine Zidane a lo largo de los 90 minutos. La presión alta de los parisinos asfixió a los centrales y los centrocampistas, mientras que su juego rápido y vertical desarboló al conjunto blanco, muy frágil defensivamente.

Di María se puso la capa de héroe y destrozó a su antiguo equipo sin piedad. Adelantó al PSG en el 14' con un gol de pillo. Se anticipó y la puso al primer palo, allí donde no la esperaba Courtois. 20 minutos después, cuando mejor estaban los de Chamartín, el extremo argentino los devolvió a la realidad con un zurdazo al primer palo. Meunier redondeó la noche anotando el tercer gol cuando el partido estaba en su recta final. El belga culminó un gran contrataque que condujeron y definieron él y Bernat, los dos carrileros.

Recital, exhibición y baño... sin ninguno de sus tres referentes. El París Saint-Germain no pudo contar con Mbappé ni Cavani, lesionados, ni Neymar, sancionado. Tampoco los echaron de menos. Tuvieron suficiente gracias al empuje de Di María, la insistencia de Gueye, el talento de Verratti y la nula sensación de peligro que creó el Real Madrid.

Fiesta

Aunque no podían estar sobre el verde, Mbappé Neymar presenciaron el recital de sus compañeros desde la grada. Ambos han sido vinculados con el Real Madrid en las últimas ventanas de fichajes, pero eso no impidió que celebraran con todas sus fuerzas todos y cada uno de los tantos del París Saint-Germain.

El francés y el brasileño se lo pasaron en grande. No pararon de hablar entre ellos y la euforia fue creciendo a medida que el marcador iba plasmando la superioridad del PSG sobre el cuadro blanco. Celebraron discretamente el primer tanto, vibraron con el segundo y se desataron con el tercero.

Mbappé y Neymar durante el PSG-Madrid / TWITTER

Mbappé y Neymar durante el PSG-Madrid / TWITTER

Esas reacciones despertaron la ironía y el sarcasmo de Twitter. Muchos usuarios hicieron burla de las supuestas intenciones de ambos cracks de vestir la camiseta blanca en un futuro. A juzgar por sus reacciones en el encuentro de hoy, no parecía que tuvieran ese objetivo en la cabeza.

El París Saint-Germain es su equipo actual y, estén más o menos a disgusto, deben remar con el resto de sus compañeros para cumplir el reto para el cuál fueron fichados: la Champions League. El cuadro parisino ha empezado con buen pie arrollando al Real Madrid, otro de las grandes favoritos a ganar la competición.