Zinedine Zidane se conforma, pronunciado de su propia boca, con la plantilla que tiene, pero el vestuario blanco se asemeja poco al que Florentino Pérez le prometió cuando aceptó retomar el mando del Real Madrid a finales de la temporada pasada. Revolución total de la plantilla, fin a los privilegios de las 'vacas sagradas' y a su complacencia y nuevas caras con nueva savia y ambición.
Una promesa total, pero cumplida a medias a falta de diez días para el cierre de mercado y que se antoja difícil que se cumpla. El Real Madrid empezó con buen pie la Liga. Dejó atrás las malas sensaciones de pretemporada, incluida la humillación ante el Atlético de Madrid, y se puso el mono de trabajo para vencer al Celta en Balaídos, no exento de polémica.
Victoria para sumar tres puntos vitales, pero con muy pocas caras nuevas en el once inicial. Sorprendentemente para todos, Bale inició el partido y fue el mejor del equipo acompañado por Benzema. Del resto de la alineación, pocas novedades se pueden resaltar. Todos eran jugadores blancos la temporada pasada, ni un solo fichaje estuvo en el verde. Con Hazard lesionado, Militao y Jovic vieron el partido desde el banquillo.
¿Y el resto de fichajes?
Hasta ahora la única promesa cumplida por Florentino Pérez estuvo en la grada: Eden Hazard. Lesionado, es el único fichaje que ha podido traer el presidente a Concha Espina y no parece que la opción Paul Pogba vaya a cambiar de rumbo. El Manchester United mantiene su negativa a desprenderse de su estrella pese a la tensión que vive con su afición y tras el cierre del mercado inglés su salida es casi imposible.
Zidane pidió dos fichajes innegociables y Florentino solo ha cumplido uno y que de momento no ha podido demostrar todo su potencial. Asimismo, tampoco convence la nueva gestión del técnico francés en el vestuario. Pese a que el madridismo respira más tranquilo tras la victoria en Balaídos, Zidane no ha podido ejercer la limpieza que esperaba.
Satisfecho con la continuidad de Bale y James --al menos ahora-- una de sus prioridades era tener total control del vestuario y una libertad absoluta para confeccionar la plantilla. Y no solo en materia de fichajes. También en las salidas. ZZ dio la lista de salidas y desde las oficinas del Bernabéu no se ha sabido encontrar salida a los descartados del francés que ahora podrían convertirse en su salvación.
Tensiones internas
A la espera de ver el final definitivo de James y Bale, Zidane parece mantener la confianza intacta en su antiguo bloque o no tener otra opción de cambio. Ante el Celta la alineación volvió a ser casi exacta y varios componentes de los 303 millones de euros que se ha gastado el Madrid en nuevas incorporaciones se quedaron calentando banquillo.
Fichajes impuestos y atados antes del retorno de Zidane que, de momento, no cuentan con la confianza total del técnico blanco. El galo quería a Pogba o a Eriksen y ninguno ha llegado. A cambio, una plantilla de futuro que tendrá difícil tumbar a las 'vacas sagradas'. Zidane quiere gobernar a su antojo sin llamadas desde el palco y Florentino no está por la labor de cumplir con su promesa. Demasiada inversión en juego.