Zinedine Zidane explotó. La derrota frente al Bayern de Múnich (3-1) no sentó nada bien al francoargelino, que salió a la sala de prensa visiblemente enfadado, con la sensación de que la revolución que ha realizado el Real Madrid no ha servido para nada. El juego mejoró, pero los resultados siguen igual.
El entrenador pagó los platos rotos con quien menos lo merecía ayer, Gareth Bale. El galés ni siquiera entró en la convocatoria, y Zizou no se escondió a la hora de explicar el motivo de su ausencia en el primer partido de la temporada: "Se ha quedado fuera porque estamos tratando su salida".
"Si se puede ir mañana, mejor", espetó el técnico del conjunto blanco. Explicó que "no es nada personal, no tengo nada en contra de Bale, pero tomo decisiones. Llega un momento en el que hay que cambiar. Y es bueno para todos su salida. Es decisión del entrenador, y también del jugador, que conoce la situación".
Revolución paralizada
Por lo que respecta al encuentro, parece que nada ha cambiado. Seis fichajes y 303 millones de euros después, el Real Madrid sigue igual. La entidad de Chamartín ha realizado la mayor inversión de su historia y por el momento no ha tenido ningún resultado positivo. Hazard y Jovic generan ilusión, pero con la ilusión no se ganan títulos. El equipo blanco volvió a perder en el primer partido de la pretemporada.
Eden Hazard en su primer encuentro con el Real Madrid / EFE
El once de Zidane de revolucionario no tuvo nada. En la portería, Courtois. En la defensa, los mismos cuatro de la pasada temporada, es decir, Carvajal, Ramos, Varane y Marcelo. Kroos y Modric mantuvieron su plaza en el centro del campo. Casemiro no jugó pues aún no se ha incorporado a la pretemporada debido a la Copa América. Lo hizo Isco. Delante, Asensio y Benzema. Con ellos jugó Hazard, el único fichaje que partió como titular.
En la primera mitad los blancos crearon ocasiones, pero Benzema las desaprovechó todas. Y mientras el francés desperdiciaba todo lo que le llegaba a los pies, su compatriota Tolisso se valió de la primera oportunidad de los bávaros para abrir el marcador. Modric perdió el balón frente a Alaba, que la sirvió para el centrocampista. Su primer disparo fue rechazado por Marcelo, pero a la segunda no perdonó.
Rodrygo ilusiona
El gol cambió el encuentro por completo. Los blancos seguían dominando, pero el peligro lo ponía el equipo alemán, que incluso se topó con el larguero. Con el Real Madrid sufriendo, tuvo que aparecer Hazard, el fichaje estrella, para ponerse el equipo a la espalda. Con el belga al frente, los de Chamartín gozaron de sus mejores minutos y solo Neuer y el desacierto de Benzema evitaron el 1-1 al descanso.
Rodrygo en el partido frente al Bayern de Múnich / EFE
En la segunda mitad, entonces sí, se empezaron a ver caras nuevas. Zizou dio entrada a los fichajes Mendy, Jovic, Rodrygo y Kubo, a jóvenes como Vinicius y Seoane acompañados de los veteranos y discutidos Keylor Navas, Lucas Vázquez y Nacho Fernández. De nada sirvió tampoco esta revolución.
En dos minutos, entre el 67' y el 69', los bávaros aumentaron su ventaja del 1-0 al 3-0 merced a Lewandowski y Gnabry. Solo Rodrygo, el nuevo talento brasileño de los blancos, pudo salvar el honor tras anotar un magnífico gol de falta que él mismo había provocado y que supuso la roja directa de Ulreich.
Más de 300 millones después, los resultados no han cambiado. A Zinedine Zidane aún le queda mucho trabajo por delante para hacer del Real Madrid un verdadero aspirante a todos los títulos.