Zinedine Zidane está empecinado en un fichaje estrella. El último que le queda para acabar de dar forma a su nuevo Real Madrid y que se le resiste a Florentino Pérez dadas las dificultades que pone constantemente el Manchester United. Se trata, como no, de Paul Pogba, quien tiene claro que su futuro está lejos de Old Trafford y cerca de su ídolo --Zidane-- en el Santiago Bernabéu. El francés quiere dar un paso cualitativo y competitivo en su carrera deportiva y cree que su compatriota puede aportarle los conocimientos y los títulos necesarios en la madurez deportiva que vive a sus 26 años.

Pogba tiene claro que quiere venir y Zidane no sale de sus casillas. Aceptó regresar a Concha Espina con distintos condicionantes y entre ellos se encontraba el nombre del 6. Liderar la revolución del vestuario, descartar y aprobar fichajes y sobre todo dotarle de herramientas y alternativas deportivas fueron los condicionantes que impuso Zidane a Florentino antes de firmar su nuevo contrato. 

Discrepancias

Mientras Zidane tiene clara la necesidad del francés en el Bernabéu para dotar de físico y técnica la medular blanca, en las oficinas de la casa blanca opinan que su incorporación no es imprescindible. Consideran que jugadores como Modric, Kroos --recién renovado-- y Casemiro pueden recuperar su mejor versión bajo sus órdenes y que los refuerzos en la delantera han dotado al equipo de gol, la principal necesidad de este equipo esta temporada.

Asimismo, Florentino Pérez y Miguel Ángel Sánchez creen que el precio del centrocampista es muy elevado y la inversión, hasta la fecha, ya supera los 300 millones de euros. Por ello, han ofrecido otras alternativas de garantías al técnico francés, como Fabián Ruíz o Eriksen, pero no hay forma de convencer a Zidane. Solo tiene dos opciones: Pogba o Pogba.

Las negociaciones

Florentino no se niega al fichaje del francés, pero las negociaciones con el United están siendo más difíciles de lo esperado. Pogba es considerado un jugador intransferible y ni las distintas propuestas económicas del Madrid han conseguido que los dirigentes ingleses cambien de opinión.

La estrategia está clara: tener paciencia. Todavía quedan dos meses de mercado y la presión del jugador será fundamental para torcer la balanza en favor del Madrid.