El Real Madrid cerró de la peor forma posible una temporada para olvidar. El escenario era propicio para despedir con honor el curso: el Santiago Bernabéu con más de 55.000 fieles que no abandonaron al equipo aunque éste les diera motivos. Pero este conjunto, que no entiende ni de orgullo ni de honra, bajó la persiana de la campaña con un ridículo estrepitoso frente al Betis (0-2).
Los pupilos de Quique Setién fueron superiores desde el primer minuto hasta el último. Mientras los de Zidane se precipitaban en todas y cada una de sus acciones, los verdiblancos mantenían la calma hasta encontrar una línea de pase propicia. Los de Chamartín solo podían correr detrás del esférico cuando no tenían la posesión y perseguir a Vinicius cuando se hacían con ella.
Fue un baile en toda regla. El Betis, cuya temporada tampoco ha sido la esperada, ganó en el Santiago Bernabéu cuándo y como quiso. El Madrid fue un despropósito, ofensiva y defensivamente, y los visitantes lo aprovecharon para hacer sangre y despedir, ellos sí, de la forma más honrosa posible la temporada.
Calma antes de la tormenta
Los de Setién dieron una auténtica lección de temple y calma con el balón en los pies. Tocaron y tocaron, sin prisa alguna, hasta encontrar a un compañero que estuviera en una buena posición. Así, con toda la tranquilidad del mundo, llegó el gol de Loren Morón. Lo Celso la puso para Guardado, y el mexicano para el canterano, que remató a bocajarro (61').
Lo peor estaba por llegar. Con ese gol el Real Madrid se difuminó (más aún) y el Betis fue el amo y señor del encuentro. En el 75', Júnior Firpo, que presentó su candidatura a ser el próximo lateral del conjunto blanco, llegó hasta línea de fondo y encontró a Jesé, que sin oposición colocó el segundo en el marcador.
Con el tanto del exmadridista el Santiago Bernabéu explotó. Había aguantado más de 50 partidos, pero el domingo ya no podía más. Desde el 75' solo se oyeron pitos en el feudo blanco, especialmente cuando Marcelo tenía el balón. Cuando terminó el partido, como no podía ser de otra manera, más pitos para despedir a unos jugadores que han protagonizado una temporada lamentable.
Única noticia positiva
El único aspecto positivo del partido para los blancos fue el regreso de Vinicius Júnior al once. El brasileño fue titular más de dos meses y medio después. Como sucedía antes de la lesión, el 28 fue el único jugador que aportó algo diferente. Regates, desborde, velocidad, algo que al Madrid actual no le sirve de nada pues sus compañeros no aportan, pero al del futuro le puede resultar muy provechoso.
De las botas de Vinicius salieron las pocas ocasiones de peligro que generó el Real Madrid. Especialmente brillante fue la jugada que pudo deparar el 1-0. Mareó a Mandi, lo dejó sentado y cuando se disponía a encarar a Pau López, el guardameta tapó de maravilla y evitó el tanto del brasileño.
Triste despedida
El encuentro ante el Betis fue el último para dos jugadores (como mínimo) que fueron esenciales en las últimas cuatro Champions del Real Madrid: Keylor Navas y Gareth Bale. El costarricense realizó dos buenas intervenciones pero no pudo mantener la portería a cero en su último partido en el Santiago Bernabéu. Más dramático fue lo del galés, un futbolista que anotó goles clave para que la entidad de Chamartín lograra la décima y la decimotercera Champions. Ni siquiera calentó.
Keylor Navas en el partido frente al Real Betis / EFE
Si la despedida de la temporada ha sido lamentable, no lo ha sido menos la de dos futbolistas que en el futuro se recordarán entre los más importantes en la historia del club. Nada sorprendente, por otro lado. Si Íker Casillas y Raúl se marcharon sin homenaje, por qué lo iban a tener Keylor Navas o Gareth Bale.