El regreso de Zinedine Zidane fue la esperanza, pero semanas después parece ser que las mejoras de Isco Alarcón y Marco Asensio fueron tan solo un espejismo temporal fruto de la euforia colectiva. La temporada se acaba y el técnico francés deberá escoger quienes se quedan y quienes se van en una quema sin precedentes en el Santiago Bernabéu.
Ambos fueron suplentes ante el Villarreal y ambos entraron en el terreno de juego a la vez, pero la intranquilidad que vive el madridismo con dos de sus futuras supuestas grandes estrellas es evidente. El malagueño fue recibido entre tímidos silbidos cuando sustituyó a Valverde que posteriormente heredó el mallorquín tras errar un pase de gol claro.
Mucha tensión y mucha presión para dos jugadores acostumbrados a los focos y a los halagos de una grada que ahora duda, y mucho, cuando pisan el terreno de juego. Apenas jugaron media hora, pero las sensaciones no son buenas y la libreta de Zidane tampoco. Todos conocen de su calidad, pero sin pruebas de ello podrían entrar en la operación renove de Florentino Pérez, especialmente Asensio, quien en la Premier tiene grandes pretendientes.
Sin respuesta
La temporada de ambos ha sido para olvidar. Uno relegado al banquillo por Solari en una guerra personal y el otro mermado por las lesiones. Ahora, disponibles y al margen de polémicas y desencuentros con el técnico tampoco han sabido responder a las expectativas puestas en ellos.
Una foto de Isco Alarcón, Marco Asensio y Thibaut Courtois en el banquillo / EFE
Queda tan solo un partido y las oportunidades han pasado por sus ojos como quien ve pasar un tren que no quiere o no puede coger. A su favor tienen el bagaje y la consideración del técnico francés. Fueron dos de sus grandes descubrimientos en su primera etapa como técnico blanco, pero hoy no son ni la sombra de lo que fueron. Ni pegada, ni regate, ni descaro, ni apoyo público.
Desconectados
Asensio se postuló como el heredero de la banda izquierda de Cristiano Ronaldo junto a Benzema y Bale pero no ha mantenido el nivel ni con Lopetegui, que le dio tregua y tiempo, ni con Solari ni tampoco con Zidane. Apenas lleva tres goles en Liga -- el último el 22 de septiembre ante el Espanyol-- y tres en Copa ante el Melilla. Seis tantos pobres para un jugador que debe marcar diferencias.
Isco, como centrocampista, tampoco mejora sus cifras. La llegada de Lopetegui, quien le consideraba intocable en la selección motivó al jugador, pero su salida le condenó al ostracismo de Solari. Muchos altibajos para un jugador que durante meses ha deseado que se acabase la temporada.
Su futuro está en sus manos, en el criterio de Zidane y sobretodo en el de Florentino que, sin duda, recibirá ofertas por ambos.