Florentino Pérez lo tiene claro. Convencido por los resultados y el juego del equipo y apoyado por la visión de Zinedine Zidane, a quien no le ha hecho falta mucho tiempo para decidir cuáles son sus descartes, el presidente blanco sabe que las salidas serán un quebradero de cabeza esta próxima ventana de verano.
No por quienes deban abandonar el club, que ya están sentenciados, si no por el precio desde el que quieren empezar a negociar con otras entidades interesadas en jugadores blancos con contratos en vigor. El empresario español sabe que necesita ingresar para sufragar la llegada de otros los nuevos galácticos y visto el rendimiento de algunos pesos pesados no será tarea fácil.
La lista es extensa, pero hay dos que ganan enteros en las oficinas y en el verde para dejar su dorsal libre a partir de junio: Gareth Bale y Raphael Varane. Extremo y central viven situaciones distintas, mientras el primero está en venta pero quiere salir, ocurre todo lo contrario con el segundo. Tiene contrato hasta 2022 pero cree que sus días en Chamartín han terminado.
Precio fijado
Con este escenario encima de la mesa, ambos futbolistas ya tienen un precio de salida. Mientras al galés se le buscará un nuevo destino, dese Madrid apuntan que el precio de salida se fijará en 130 millones de euros. Una cifra muy alejada de su rendimiento actual que le sitúa entorno a los 70 millones de euros. En total, 60 millones de diferencia que Florentino necesita para tentar a grandes estrellas.
Bale lamenta una ocasión fallada con el Real Madrid / EFE
Desde el club blanco aseguran que ese será el precio de partida para pujar por el jugador, pero la realidad es distinta. Pocos clubs estarán dispuestos a pagar dicha cifra cuando apenas hay una puja colectiva que pueda elevar su cotización. Una situación muy distinta a la que se vive entorno a Varane.
Varane, otro caso preocupante
El central estaba llamado a ser una pieza fundamental del nuevo Madrid de Zidane, pero las ofertas que contempla el central, mayoritariamente procedentes de la Premier, han hecho replantear el futuro al futbolista. Su actitud ha despertado algunos recelos en la directiva blanca, pero con contrato en vigor y sin un sustituto con experiencia, en Concha Espina se remitirán a su cláusula de rescisión: 500 millones de euros para quien quiera llevarse al zaguero.
Una cifra inalcanzable que apunta que solo podrá solucionarse con una mejora de contrato. Vamos, la misma estrategia que utilizó Umtiti con el Barça. Lo más preocupante, hoy por hoy, es su rendimiento también a la baja y la motivación que inspira vestido de corto.