Mucho había tardado la afición del Santiago Bernabéu en explotar. El Real Madrid ha cuajado una temporada desastrosa pero los seguidores madridistas han mostrado mucha paciencia, probablemente con las tres Champions aún en la memoria. Si bien es cierto que se habían oído abucheos en jornadas anteriores, siempre eran para los entrenadores, Lopetegui y Solari.
Quizás tarde, pero los fieles al conjunto blanco se han dado cuenta que el problema no era quien estuviera en el banquillo, sino los que merodean por el césped. Llegó Zidane y la imagen no ha cambiado para nada: tres victorias discretas contra Celta, Huesca y Eibar y una merecida derrota frente al Valencia.
Silencio y pitos
Los futbolistas han rebasado el límite de paciencia de los madridistas. En el partido ante el Eibar el Santiago Bernabéu registró la cuarta peor entrada de la temporada: 50.284 espectadores. El feudo blanco parecía un teatro: los aficionados contemplaban el espectáculo mientras reinaba el silencio.
La calma tensa que se respiraba solo la rompían los pitos. A la mínima oportunidad que se les presentaba, los seguidores abucheaban a sus jugadores. Por una jugada desafortunada, por un pase mal dado o por cualquier decisión equivocada.
El canterano del Barça en el Eibar Marc Cardona celebra su gol en el Bernabéu contra el Real Madrid / EFE
La erosión la provocó Marc Cardona. Su tanto en el 39' desató una sonora pitada. El Real Madrid estuvo demasiado contemplativo durante toda la acción, sin apenas presionar y dejando hacer a los futbolistas del Eibar. Escalante tuvo todo el tiempo del mundo para pensar (¡dentro del área!) y filtró un pase excelente para el exazulgrana.
Los ánimos se calmaron en la segunda mitad, cuando el equipo dirigido por Zidane se hizo con la posesión del balón y logró la remontada.
El señalado
La afición del Real Madrid desató toda su ira con Gareth Bale. La desidia del galés acabó por desquiciar a los seguidores madridistas. En el minuto 5 falló un claro mano a mano ante Dimitrovic, y se escuchó la primera gran pitada de la noche. El colegiado había señalado fuera de juego pero no sirvió de perdón.
Bale dispara a portería en el encuentro frente al Eibar / EFE
A partir de entonces, cada pase fallado y cada balón perdido se transformaba en pitos y abucheos. El extremo volvió a completar un partido para el olvido y al ser sustituido, ya con empate en el marcador, también fue pitado. Las últimas semanas de Gareth Bale como futbolista del Real Madrid no serán nada fáciles.