Hay quien dice que "nunca te acostarás sin saber una cosa más". Es lo que debió pensar Zinedine Zidane durante el encuentro que disputó el Real Madrid ante el Valencia en Mestalla. El técnico galo, en caso de que tuviera alguna duda, ya sabe con certeza que el próximo verano deberá acometer una limpieza de vestuario brutal. Y también que necesitará muchos fichajes para que el conjunto blanco vuelva a ser el de antaño.
Zizou saltó al tapete del feudo valencianista con sus mejores hombres, los que le llevaron a la gloria europea entre 2016 y 2018. Solo faltaban Carvajal, por lesión, y Cristiano Ronaldo, que milita en la Juventus de Turín. En su lugar entraron Odriozola y Lucas Vázquez. Isco y Bale, titulares en los dos duelos previos, partieron desde el banquillo.
Cuando Zidane se marchó el Real Madrid era un equipo ganador. Nueve meses después, el proyecto ha caducado. Tras vencer a unos débiles Celta y Huesca en el Santiago Bernabéu, la entidad de Chamartín volvió a mostrar sus carencias y pidió refuerzos a gritos en Mestalla. Los delanteros no golean, los centrocampistas no construyen y los defensas son muchas veces demasiado permisivos.
Nula transcendencia con el balón
Los pupilos de Zidane no llegaron a estar cómodos en ningún momento sobre el verde del estadio valencianista. Fue el conjunto local el que dominó los tempos del encuentro: se jugó a lo que Marcelino quiso. El Valencia esperaba atrás, siempre con Guedes, Rodrigo y Soler preparados por si hacía falta salir al contrataque.
Marco Asensio disputa un balón con Carlos Soler / EFE
El balón fue para el Real Madrid, que tocaba, tocaba y tocaba, pero sin transcendencia alguna. De derecha a izquierda, de izquierda a derecha y así sucesivamente. Modric y Kroos no podían exprimir la velocidad necesaria al balón y volvieron a evidenciar que Florentino Pérez deberá rascarse el bolsillo para incorporar, como mínimo, a un centrocampista. Pjanic y Eriksen son sus favoritos. Pogba, el deseado de Zidane.
Sería injusto cargar toda la responsabilidad de que no pasara nada en la primera media hora únicamente a la medular. También fueron importantes Lucas Vázquez y Marco Asensio, incapaces de desbordar a Gayà y Daniel Wass respectivamente, y Karim Benzema, con muy poca participación durante todo el encuentro. Quedó demostrado una vez más que el conjunto blanco necesita, sobretodo, un extremo talentoso con capacidad de desbordar y un futbolista que pueda suplir la falta de gol que dejó Cristiano Ronaldo.
El Valencia se crece
Mientras el Real Madrid sobaba el balón sin más peligro que un disparo inocente de Toni Kroos, el Valencia iba creciendo sobre el terreno de juego. Su planteamiento inicial estaba saliendo a la perfección y a partir del 30' se lanzaron al ataque, a buscar el gol que los blancos habían sido incapaces de anotar.
Los visitantes estuvieron media hora con el esférico en los pies y no crearon ningún tipo de peligro. A los locales les bastó con una llegada al área. Guedes cazó el balón en tres cuartos tras el rechace de un córner a favor y después de una pared con Soler se plantó en la frontal del área. El portugués ajustó el disparo al primer palo haciéndolo inalcanzable para Keylor Navas. Sin restar mérito al tanto del 7 valencianista, la defensa blanca dejó demasiado tiempo para pensar al portugués. Eso, con un futbolista tan talentoso, es letal.
Los futbolistas del Valencia celebran el tanto de Guedes / EFE
En su salsa
Hay pocos equipos tan peligrosos con el marcador a favor como el Valencia. Tras el gol de Guedes los chés se crecieron y pudieron ampliar la ventaja antes de llegar al descanso. La tuvo primero Gameiro, que no le imprimió fuerza suficiente a un remate. Y luego Rodrigo, que se inventó un zurdazo desde la frontal que rozó la cruceta.
Nada cambió en la segunda mitad. El Real Madrid seguía teniendo la posesión, pero Neto, el guardameta valencianista, era un mero espectador. Como en los primeros 45', el peligro lo ponía el Valencia, que destrozó a los blancos al contrataque. Navas desbarató un disparo de Soler en el 52'. Ocho minutos después lo volvió a intentar Rodrigo, pero su disparo volvía a salir desviado. Si bien es cierto que durante la primera mitad la defensa madridista fue la mejor de las líneas, en la segunda, con todo el equipo volcado, se evidenció que le cuesta correr hacia atrás. En especial a un Marcelo al que ya se le busca sustituto. El favorito, Júnior Firpo.
Por mucho esférico que tuviesen los pupilos de Zidane, el partido estaba más cerca del 2-0 que del 1-1. Y así sucedió en el 83', de nuevo a la salida de un córner. Ezequiel Garay, exmadridista, remató a bocajarro tras un fabuloso centro de Parejo y dejó el encuentro visto para sentencia. Benzema, uno de los únicos madridistas con honor del curso, anotó el gol del honor en el 93'.
En caso de que las ajustadas victorias provocaran que Zizou y Florentino Pérez se replantearan la limpieza, ahora ya lo saben: el próximo verano deben trabajar muy duro si quieren devolver al Real Madrid a lo más alto del fútbol europeo.