Zinedine Zidane sabía que el reto de volver a coger las riendas del Real Madrid no sería fácil. El vestuario es una bomba y tiene la difícil misión de tomar duras decisión y asentar un equipo fiable para la próxima temporada. Gareth Bale y Marcelo son los casos a resolver pero no los únicos.
Ya pocos se acuerdan que los blancos se reforzaron este inverno con la incorporación de Brahim Díaz. Con Santiago Solari solo disputó 24 minutos y eso que la inversión que se hizo era importante. Florentino Pérez pagó 17 millones más siete en variables al Manchester City por el joven de 19 años.
La operación fue redonda para los ingleses. El jugador terminaba contrato en el mes de junio y se fu por más de lo que preveían. El malagueño pensaba que en el Santiago Bernabéu tendría minutos con el primer equipo pero se ha estado más tiempo en la grada que en el verde.
Sin presencia
El media punta apenas entró en juego. Y eso que las lesiones le abrieron varias puertas. Marcos Llorente, Asensio, Bale y Mariano cayeron pero ni así consiguió tener los tan deseados minutos. Fede Valverde, del Real Madrid Castilla, le pasó por delante e incluso Cristo, delantero del filial.
Fuera de toda competición, Brahim encara estas últimas jornadas como un reto personal. Tiene que demostrar que es un jugador de futuro y que la inversión que se hizo en invierno sirvió para algo. Zidane tendrá la última palabra. Tiene las llaves del vestuario y decide quién se queda y quién se va.
Brahim Díaz y Florentino Pérez en la presentación del malagueño / EFE
Todos parten de cero y se espera que haya muchas salidas en julio. El malagueño puede quedarse una temporada más o irse cedido. Esta última opción no está mal vista por la directiva para que coja ritmo de competición en el alto nivel de exigencia. Aun así, la inversión ha resultado ser todo un fracaso ya que hubiese llegado gratis en verano.