Trámite superado. El Real Madrid venció cómodamente al Celta de Vigo (2-0) y logró la primera victoria de la segunda etapa de Zinedine Zidane como entrenador de la entidad de Chamartín. Si los blancos hicieron pocos méritos, aún menos los vigueses, que estuvieron muy permisivos en defensa y extremadamente inofensivos en ataque.
Los blancos ganaron por inercia. Por la negativa que arrastra el cuadro gallego, que solo ha ganado uno de los últimos nueve partidos. Comparando equipo por equipo, no es que los blancos merecieran el triunfo, sino que fue el Celta el que mereció la derrota, pues solo llegó al área rival una vez en todo el encuentro.
Zidane, con los suyos
El técnico galo llegó para liderar una revolución a la que dio inicio en su primer partido. Zizou empezó su segunda etapa con los hombres que le llevaron al éxito en la primera. A algunos les sirvió para empezar a resucitar y a otros, para demostrar que ahora mismo no pueden ser titulares en el Real Madrid.
Entre los beneficiados están Keylor Navas, Marcelo y Gareth Bale. El 'tico' sentó a Courtois, el juguete que se compró Florentino el pasado verano, y demostró que merece ser titular con una parada salvadora tras un testarazo de Maxi Gómez en el 15'. El brasileño pasó por delante de Reguilón y, pese a que el canterano venía demostrando muy buen nivel, el 12 volvió a ser muy incisivo en ataque. Y el galés, aprovechándose de las bajas de Vinicius y Lucas, estuvo muy participativo en ataque y muy trabajador en defensa y encontró el premio anotando el segundo gol blanco.
Bale celebra el tanto anotado ante el Celta / EFE
No brillaron tanto Isco y Asensio. El malagueño, aún fuera de forma debido a las contínuas suplencias con Solari, apenas tocó el balón en la primera mitad. Es cierto que marcó el primer gol madridista, pero no tuvo que hacer nada más que empujar el balón. El mallorquín estuvo muy intermitente, alternando alguna que otra jugada con amplios lapsos de tiempo desaparecido.
Muy previsible
Los primeros 45 minutos fueron perfectos para conciliar el sueño. Pese al cambio de técnico, el Real Madrid siguió siendo igual de previsible, con un juego muy lento y sin apenas verticalidad. Solo Marcelo creaba algo de peligro mediante mediante centros que sobrevolaban el área de Rubén Blanco. Espeso en ataque y blando en defensa, como toda la temporada. De hecho, la primera del encuentro la tuvo el Celta con la ya mencionada parada de Keylor Navas a Maxi Gómez. Para entender por qué el Celta no hizo más daño solo hace falta mirar a la clasificación.
La primera ocasión con cierto peligro de los blancos no llegó hasta el 26', con un disparo de Kroos que se marchó muy por encima del larguero. Pese a que el juego del conjunto madridista no mejoró, sí que llegaron algunas ocasiones. En el 29', un disparo de Bale se estampó en el larguero, y en el 35' Rubén se tenía que emplear para evitar que un disparo lejano de Marcelo se colara entre los tres palos. Centro tras centro se llegó al descanso, no sin que antes el colegiado le perdonara la tarjeta roja a Gareth Bale, que le soltó un codazo a Kevin.
Por insistencia
Empezó la segunda parte y nada cambió respecto a la primera. Lo único que salvó al Real Madrid es que la dinámica del Celta es mucho más negativa que la suya. Los de Chamartín estaban cada vez más cerca del área y, por ende, se empezaba a intuir que abrirían la lata en un momento u otro. Lo hizo primero Modric, pero el VAR anuló el tanto por fuera de juego posicional de Raphael Varane. No tuvo que esperar demasiado más el Bernabéu para celebrar la primera diana de la segunda etapa de Zidane. En el 60', Asensio puso un buen balón para Benzema, que llegó hasta línea de fondo y se la cedió a Isco para que rematara a placer.
Isco y Bale celebran el tanto del malagueño ante el Celta / EFE
Ese gol acabó por hundir a un Celta que pasa por uno de los momentos más críticos de su historia recente. En la defensa viguesa cada vez había más espacios y eso un club como el Real Madrid, aunque esté mal, no lo desaprovecha. Lo probaron Bale, Asensio y Ceballos. El disparo del galés topó con Rubén y los de los españoles se marcharon ligeramente desviados. Por pura probabilidad, el segundo acabó llegando. Lo logró el 11 tras quedarse solo en la frontal. Su disparo, con la derecha, topó con el palo antes de acabar en el fondo de la red.
No había un mejor partido para el redebut de Zidane. El Celta ni siquiera se presentó en el Santiago Bernabéu y lo puso muy fácil para que el técnico galo se estrenara con victoria.