Isco Alarcón tiene todo en contra para seguir vestido de blanco la próxima temporada. Tras seis años en el Santiago Bernabéu, su delicada situación en el vestuario, en la que nunca ha conseguido hacerse con un sitio fijo, se ha agravado hasta límites inimaginables.
Si con Lopetegui era una pieza indispensable en el esquema del vasco, incluso por delante de Luka Modric, con Santiago Solari las tornas cambiaron hasta enterrar en vida al centrocampista. El malagueño es ese futbolista que está por estar, pero al que ni se quiere ni se espera.
Si hace un mes su esperanzas se fundamentaban en un posible despido del técnico argentino --que todavía está por conocerse-- su actitud e indisciplina han llegado a las oficinas del club que ahora, ve con otros ojos la situación del jugador.
Los planes de Florentino Pérez
El presidente del club madridista tiene muy claras las necesidades del equipo. Este verano se prevé movidito en el club, con muchas salidas y otras tantas entradas, y en la limpieza que realizará se encuentra el nombre del malagueño. Con Solari o sin él, el 22 blanco ya no goza del cartel de intransferible. Una etiqueta que incluso él mismo no quiere lucir.
Una foto de Solari e Isco Alarcón antes de entrar al terreno de juego / EFE
Su mala actitud, falta de forma física y últimos desencuentros, en los que ha quebrantado la disciplina interna del club, obligan a la directiva a tomar decisiones. El andaluz termina contrato en 2022 y su cláusula de rescisión asciende a los 700 millones de euros, pero habrá acuerdo. No se regalará a un jugador que tiene muy buen cartel internacional, pero se escucharán ofertas con fundamento. Llegó por 30 millones procedente del Málaga y doblar su precio sería una operación muy rentable para el club.
Más allá de los terrenos de juego
Con o sin Solari, las formas del malagueño --que él mismo ha reconocido equívocas y por las que se ha disculpado ante sus compañeros-- son muy cuestionables. Responden al enfado y la frustración que vive a diario el futbolista, pero denotan una falta de profesionalidad preocupante. No está por encima del escudo y eso debe penalizarse. Ni la directiva ni la afición quieren hacer la vista gorda y si cuando ha tenido la oportunidad, aunque muy pocas, no ha rendido, el escenario se tuerce todavía más.
La temporada ha sido nefasta e Isco no ha participado en exceso, pero tampoco ha hecho por reengancharse. Muchos consideran que ha tirado la toalla y esa actitud no es propia de un jugador de élite que vista la elástica blanca. Los feos son variados y en todos los registros posibles: Desde negarle la mano a Solari en Eibar, increpar a la grada norte del Bernabéu, hacer un desplante al delegado del club, Chendo, utilizar las redes sociales para decir que Solari no le da oportunidades y negarse a estar en la charla del entrenador en el partido del Ajax y no subirse al autobús con el equipo para ir al estadio.
Mal ejemplo
Un castigo de ejemplo. Es un integrante del primer equipo y no puede dar pie a que otros adopten su postura. Dentro del vestuario entienden la situación que vive, pero no justifican su actitud y sin el apoyo de sus compañeros, está más solo.
El centrocampista del Real Madrid Francisco Román Alarcón 'Isco' a su llegada al hotel de Huesca / EFE
Además, entre los fichajes que quiere abordar Florentino se encuentra Eden Hazard quien, casualmente, ocupa su posición en el verde. El presidente no aguanta más con la complacencia de muchos jugadores que se creen intocables, pero no quieren sufrir en exceso la camiseta. Si al Madrid se le van a hacer eternos estos tres meses, para Isco parecerá un lustro. Expedientado, condenado por técnico, vestuario y afición solo hay una salida: la puerta de atrás en junio.