Las preguntas sin respuesta que se hace el madridismo tras la debacle
El K.O en Champions deja a los blancos sin objetivos deportivos para esta temporada y la esperanza se vuelca en el año que viene
7 marzo, 2019 18:25Semana nefasta en la historia del Real Madrid. Se veía venir, visto el juego de los blancos de los últimos meses. Desde Lopetegui hasta Solari, los síntomas de mejora en el juego han sido espejismos y los males y carencias que arrastraba el equipo –y que maquilló con tres Champions consecutivas en la era Zidane– se han convertido en una realidad que ha llegado como un tsunami de daños irreparables, al menos, hasta la próxima temporada.
El mal juego crónico del Madrid, así como su desidia por ganar y su falta de orgullo han condenado a un equipo que en siete días ha dicho adiós a todos los títulos posibles a los que aspiraba este curso. Y lo que es peor, no de cualquier manera. Humillados ante el eterno rival por doble partida y, posteriormente, por un equipo repleto de jóvenes promesas que ganaron en talento y actitud a un equipo plagado de estrellas.
Por perder, el Madrid perdió hasta sus raíces. El gol, la velocidad y la verticalidad, que siempre han caracterizado al equipo, son cosas del pasado. Diez goles en contra y un solo tanto a favor en 270 minutos. Ver para creer. Y con la temporada "de mierda" –tal y como dijo Carvajal tras finalizar el encuentro ante el Ajax–, que ha realizado el Real Madrid en apenas siete meses, son muchas las cuestiones que se acumulan encima de la mesa.
El banquillo
¿Debe terminar Solari la temporada? Es la única cuestión a debatir entorno al líder del equipo. El técnico argentino no continuará al frente del equipo la próxima temporada y las dudas se ciernen ahora sobre su continuidad inmediata. El entrenador, que llegó forzado tras la destitución de Lopetegui, ha perdido todo el crédito que tenía.
Se reafirmó en su puesto con los resultados iniciales, pero el juego nunca enamoró y si el Girona inició la debacle, el Ajax lo culminó. La papeleta del equipo, a falta de tres meses para acabar la temporada no es fácil. Sin motivación alguna solo deben luchar por quedar lo más cerca posible del Barça y, que eso sea, en puesto de Champions para la temporada que viene.
Solari debe reactivar la profesionalidad de un grupo de jugadores que ni confían en su planteamiento ni están de su lado. Ha matado a vacas sagradas –que sí, están en muy baja forma–, pero de las que no se ha preocupado de recuperar. Casos como el de Isco o Marcelo, jugadores que son ahora principales candidatos a abandonar el club el próximo verano y a un precio muy inferior al que ostentaban en agosto.
¿Quién es la alternativa real?
Mientras todos rehuyen de tomar las riendas del Real Madrid, Florentino –a quien también se cuestiona des del madridismo– deberá apostar por un técnico de garantías. Vuelve a sonar Mourinho para el banquillo blanco. Incluso él mismo se ha dejado querer públicamente, pero dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Zidane ha sido también tanteado escasas horas después de la humillación de los holandeses, pero nadie quiere coger el equipo a mitad de temporada con la papeleta que hay.
Sería otro parche, como lo fue Solari, para esconder las carencias verdaderas –que residen en la plantilla y la planificación deportiva– y matar a otro entrenador gratuitamente.
Plan renove y a buscar en el mercado
Otra de las cuestiones es el vestuario. Florentino se ha limitado durante un lustro a inversiones mínimas por jugadores sin cartel internacional. Sin galácticos y bajo la dependencia de Cristiano Ronaldo que tiró a remolque del resto de sus compañeros gracias a su ambición insaciable. Sería lo que fuera, pero era el líder indiscutible.
Huérfanos de cabecilla, Florentino debe tomar decisiones. La plantilla se ha envejecido, no responden a los estímulos de la competición, ni tampoco al juego, y el ahorro del que tanto sacó pecho tendrá efecto rebote. Invertir en un verano el doble o triple de lo que podría haber hecho en varios mercados.
Los jugadores del Real Madrid lamentan la eliminación en Champions League / EFE
Planificar la nueva temporada es obligatorio para reducir costes y asegurarse grandes estrellas. Tantearlas y convencerlas de venir a un gran club que necesita reestructurar el vestuario para idear un nuevo proyecto deportivo. Mbappé, Neymar, Eden Hazard, o Erikssen son los primeros nombres a los que acudirá el empresario español para recuperar la credibilidad ante su afición.
Y en esa remodelación habrá pocos intocables. Isco Alarcón y Marcelo acordarán su salida dado su descontento. Gareth Bale ha cavado su propia tumba y en el limbo se encuentran jugadores como Luka Modric, Toni Kroos, Benzema o Asensio. Todos ellos todavía tienen buen cartel en Europa y se podría sacar tajada para financiar la llegada de los nuevos blancos. La pregunta es: ¿se ha acabado su etapa en la capital? ¿No tienen nada más que ofrecer al club? Preguntas que deberá responder el nuevo técnico.
El palco, en el punto de mira
Unos fichajes que condicionarán el futuro del Real Madrid. Una situación a la que se suma el malestar de una afición que mira de reojo y disgustada a Florentino Pérez. ¿Debe continuar al mando del club? Mientras el Ajax celebraba su clasificación a cuartos de final de la Champions, el Bernabéu se llenó de gritos de "dimisión".
Tras una década en el cargo –de su segunda etapa– se prevé difícil que Florentino entone el mea culpa. Dueño y señor del club y líder de los años más gloriosos de la entidad, nunca reconocerá que su ego le cegó. Cristiano le echó un pulso de poder con su salida y quiso demostrar la superioridad del escudo por encima de cualquier jugador. Ahora, el luso se ríe desde Italia. La dimisión no es una posibilidad, así que todo apunta a que Florentino continuará al mando hasta las próximas elecciones.
El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, durante una intervención en el Bernabéu / EFE
Decenas de preguntas y, de momento, pocas respuestas, pero con mucho tiempo por delante. Marzo ya está aquí y todos los grandes empiezan a mover hilos para la próxima temporada y el primero de la fila es Florentino. Una espera que se hará larga.