Sergio Ramos vivió este martes una de sus peores noches como madridista. Ni siquiera tuvo que vestirse de corto para sentir la misma impotencia y frustración que vivieron sus compañeros en el verde del Santiago Bernabéu ante una afición que está harta. Tres partidos en los que se jugaban la temporada y tres fracasos descomunales. La incapacidad de superar a su eterno rival y a un equipo menor lleno de jóvenes talentos han condenado al club de la capital a firmar su sentencia a principios de marzo. 

Y en esa condena se ausentó Ramos. El que nunca falla y el que siempre está como capitán del equipo. Una eliminación que significa muchas cosas a nivel deportivo, pero que alarga y ahonda las dudas sobre el 4 blanco. Todo empezó en el partido de ida en Ámsterdam. Minuto 88 y el central pregunta al banquillo:"¿La fuerzo?". Recibe el visto bueno y se lleva por delante a Dolgberg en la medular. 

Tercera amarilla y sancionado para el partido de vuelta que consideró sentenciado visto el resultado (1-2), el factor Santiago Bernabéu a favor y la superioridad económica –que no deportiva– del club blanco. 

De mal en peor

Su ausencia fue planeada, pero para colmo el camero reconoció la voluntariedad de los hechos ante los medios de comunicación y tras varias semanas de intrigas, la UEFA oficializó la sanción de dos partidos –el de de vuelta de octavos y el posible de cuartos– por no cumplir con el fair play. Una sanción que, ahora eliminados, deberá cumplir la próxima temporada en la fase de grupos. 

Sergio Ramos recriminando una jugada al árbitro contra el Leganés / EFE

Sergio Ramos recriminando una jugada al árbitro contra el Leganés / EFE

Ramos hizo un llamamiento a la afición a través de las redes sociales para apoyar al equipo tras el descalabro consecutivo frente al Barça y creyó oportuno que la noche de Champions, donde su equipo defendía el título de vigente campeón en casa, fuera el escenario idóneo para filmar para del documental que Amazon está grabando sobre el futbolista. 

Desde su palco privado y personalizado, junto a su familia, vio y vivió la derrota de su equipo. Todo registrado en imágenes. 

Retratado

Dio por hecha la presencia del Real Madrid en los cuartos de final y se quedó a cuadros cuando vio el baño de los holandeses a su equipo. Incapaz de reaccionar, ansioso, sin pausa, sin orden y acabado en el minuto 17 tras el 0-2 de los ajacied. Ni sus ánimos en el vestuario antes del pitido inicial sirvieron para activar a un equipo que consumó la maldición que arrastra esta temporada sin el capitán en Europa. 

Ya en la fase de grupos frente al CSKA de Moscú, Ramos entró en las rotaciones del equipo, se quedó en Madrid y los blancos cayeron por 1-0 en Rusia. Este martes, se ausentó de nuevo y su equipo volvió a caer en una eliminatoria que no tiene posibilidad de rectificación. 

Ramos puso por delante sus intereses personales pensando en cuartos y menospreciando a un rival que demostró tener mejor fútbol que el tricampeón de Europa. Ni el VAR, ni la ventaja de la ida fueron suficientes para un Madrid que está fundido, física y mentalmente.