Sin tregua. Real Madrid y Barça vuelven a verse las caras este sábado en el Santiago Bernabéu en el segundo clásico de febrero esta vez con otra competición en juego: la Liga. Los azulgranas aterrizarán en el templo blanco como líderes del campeonato doméstico a nueve puntos de los hombres de Santiago Solari –terceros en la clasificación– con la posibilidad de reducir la lucha por la Liga a cosa de dos. 

Es la última oportunidad, a priori, de reengancharse a una competición que volvieron a regalar al Barça tras el tropiezo ante el Girona. Mucho en juego y muy pocos días para girar la balanza a su favor y coger aire y oxígeno para encarar el enfrenamiento ante el Ajax de Champions League de este martes. 

Y es que mientras los blancos no quieren dar por perdido el campeonato doméstico, la competición europea asoma por la esquina. Rotar se antoja difícil para Santiago Solari, pero sin margen de error, debe priorizar una competición y la que de momento pinta mejor es la que todavía defienden como vigentes campeones. 

Un partido distinto

Quizás por orgullo o por venganza, pero todo apunta a que el planteamiento del técnico argentino cambiará respecto al de Copa. Menos agresividad en la presión o la misma, pero con un objetivo fundamental: mejorar la puntería. Un clásico siempre es un partido especial, vengan seguidos o separados, y ante la dolorosa eliminación de la Copa solo vale la victoria. 

Las dudas se ciernen en el planteamiento, pero también en la alineación. El once de gala salió el miércoles y debería volver a jugar este sábado y de nuevo el martes. Un total de 270 minutos en apenas siete días. Además, hay varios jugadores tocados. Ramos, Carvajal, Varane o Lucas acabaron el clásico copero cansados y con molestias y la Champions, el plan A del Madrid cada temporada, llama a la prudencia. 

Jordi Alba ante Lucas Vázquez y Dani Carvajal en el último clásico / EFE

Jordi Alba ante Lucas Vázquez y Dani Carvajal en el último clásico / EFE

Los riesgos son muy elevados. Echar toda la carne al asador en dos partidos que marcarán el porvenir de la temporada o tomar medidas para evitar riesgos. Está en juego volver a entrar en la pugna por la Liga, que aun así estaría difícil –en caso de victoria se quedarían a seis puntos de distancia– o salir con un once formado entre suplentes y titulares pensando en Europa. 

Solari, en la cuerda floja

Solari tiene muchas dudas que se suman a las que él mismo ha generado en su figura como entrenador. Relegando a algunas vacas sagradas al banquillo para acompañar a los jugadores con mayor talento de la plantilla. De la BBC ha pasado a la VBV, y los resultados hablan por sí solos. Sin pegada, sin conexión y devaluando a jugadores que hace apenas cuatro meses tenían el doble de valor de mercado. 

Isco, Asensio, Bale podrían salir el próximo verano de Chamartín por un precio asequible para muchos grandes. Solari ha perdido el crédito tras la eliminación copera, ha perdido un título y encima ha hecho perder dinero a Florentino. Vender a los sacrificados de su limpieza particular será fácil, pero no por el precio que al empresario español, que a fin de cuentas es eso, un empresario, concebía en octubre.

Desempate

Más allá de lo que está en juego esta temporada, el Madrid tiene a tiro mantener una hegemonía que ha durado 87 años, mientras que el Barça buscará acabar con ella. Este será el clásico número 241 de la historia entre eternos rivales y que tras una década de casi total hegemonía azulgrana, la balanza podría decantarse de no acabar en empate. Ambos conjuntos se enfrentarán con 95 duelos a favor cada uno. 

Una foto de Leo Messi durante el clásico entre Real Madrid y Barça / EFE

Una foto de Leo Messi durante el clásico entre Real Madrid y Barça / EFE

Hasta la fecha ambos conjuntos han empatado en un total de 51 ocasiones y ganado en otras 95. El vencedor, si se da y el partido no acaba en tablas, podrá encabezar la lista , temporal, de equipo históricamente más victorioso. Algo que ha ostentado hasta ahora el Real Madrid durante 87 años. El Barça tiene a tiro la Liga y un récord histórico en las horas más bajas del Real Madrid.

Si con Lopetegui las cosas iban mal, con Solari no se sabe si van peor. De nuevo, como su predecesor, tiene un clásico para disipar las dudas.