El pasado domingo 17 de febrero fue el peor día para el madridismo desde que empezó 2019. Por la mañana el primer equipo de fútbol vio como el Girona remontaba en el Santiago Bernabéu y se llevaba los tres puntos para Montilivi. Por la noche el Barça Lassa arrebató la Copa del Rey al conjunto de baloncesto en el último segundo.
En menos de diez horas perdió un título y se despidió virtualmente de otro. La derrota de la sección de baloncesto ha traído cola por como se produjo, pues el trío arbitral dio por buena una canasta de Tomic que jamás debería haber subido al marcador, quizás para compensar la flagrante falta antideportiva de Randolph sobre Singleton que los colegiados no vieron o no quisieron ver.
El polémico triunfo del Barça Lassa sirvió para desviar la atención del duro revés sufrido ese mismo día ante el Girona. Al menos mediáticamente, porque Florentino Pérez aún recuerda ese partido y mostró su enfado con algunos de los directivos por lo que sucedió ante el cuadro catalán.
La suplencia de Vinicius, imperdonable
El brasileño estaba siendo el alma mater del Real Madrid en los últimos partidos y ante el equipo gerundense Solari apostó por darle descanso. Algo razonable teniendo en cuenta que el delantero había sido titular en los últimos doce encuentros. Aunque como era de esperar, el cuadro blanco echó en falta la presencia de Vinicius sobre el terreno de juego.
Vinicius Júnior lamentando una ocasión de gol / EFE
A falta de pulir sus defectos en la toma de decisiones, el brasileño se ha convertido en el referente ofensivo blanco gracias a su habilidad por el regate y su desborde. Se trata del único madridista que actualmente ostenta estas cualidades y tiene la capacidad para desequilibrar a las defensas rivales.
En los doce partidos en los que formó parte del once inicial marcó dos goles y repartió seis asistencias, algunas tan importantes como la que le dio a Karim Benzema en el encuentro ante el Ajax para que el galo adelantara a los blancos en el marcador. También provocó el penalti que supuso el 1-2 en el último derbi disputado en el Wanda Metropolitano.
La falta de carácter de los jugadores
Fue otro de los aspectos que molestaron a Florentino Pérez. Toda la distancia que había logrado acortar el Real Madrid respecto al FC Barcelona en las últimas dos jornadas se vio desbaratada por la derrota ante el Girona. Y lo peor para el presidente blanco fue la actitud de algunos futbolistas.
Imagen de archivo de Gareth Bale durante un entrenamiento / EFE
Es el caso de Gareth Bale, que ya desde el calentamiento mostraba su poca ilusión por saltar al terreno de juego. El galés disputó 24 minutos sin ningún tipo de intención de liderar la remontada. Creó más peligro a favor de los catalanes con dos pérdidas peligrosas que en pos de su equipo.
Florentino Pérez tardará en olvidar lo que sucedió el pasado domingo, que sin duda fue un día negro para el conjunto blanco. La derrota de la sección de baloncesto dolió, pero aunque mediáticamente el triunfo del Girona pasó desapercibido, al presidente madridista le sigue produciendo pesadillas.