En Chamartín los cuchillos permanecen desenfundados. El vacío de poder en el vestuario blanco sigue siendo total. Reina el desconcierto. La desconfianza. La avaricia. Porque todos se creen en el derecho de reclamar el trono. Sin embargo, lo cierto es que ninguno de los pesos pesados logra granjearse suficientes apoyos. Ahora bien, todos ellos coinciden en un mismo punto: su descontento hacia el nuevo entrenador.
Santiago Solari no despierta demasiadas simpatías en el vestuario blanco. Solo recibe lealtad de los advenedizos y los protegidos. Courtois, Marcos Llorente y Lucas Vázquez son los principales valedores del técnico. También Vinicius, aunque este poco puede hacer para influir en el vestuario. Los demás ven con recelo a un entrenador que obedece a pies juntillas las órdenes de Florentino Pérez.
La cara más visible
Isco es la figura más visible de la resistencia contra Solari. Al malagueño le ha tocado el papel protagonista. Es quien lo vive desde una posición más expuesta. Las circunstancias y su carácter lo han llevado a ello. Isco encarna la primera línea del frente. Se bate con el técnico en campo abierto, ante la mirada de todos. Tanto es así que su osadía podría costarle el puesto. Isco o Solari, uno de los dos debe caer.
Ahora bien, sería un error pensar que Isco es el único díscolo de Solari. De hecho, seguramente ni siquiera sea el más peligroso. El malagueño nunca ha terminado de cuajar en el Real Madrid. Su estilo de juego no casa con el del conjunto blanco. En el fondo, para Florentino Pérez él es una víctima fácil. Hay otros nombres que podrían pasarle más factura.
El eje de la rebelión
El centro del campo del Real Madrid es un polvorín. O, mejor dicho, el centro del campo de Zidane. Casemiro, Modric y Kroos fueron la columna vertebral del equipo del francés. Los tres constituían una medular sólida y eficaz. En buena medida fueron los artífices de los recientes éxitos madridistas. Sin embargo, desde la marcha de Zidane su papel no ha vuelto a ser el mismo. No querían a Lopetegui y no están conformes con Solari.
Una foto de archivo de Luka Modric / EFE
Modric es quien reclama más poder para sí en estos momentos. Está crecido con el Balón de Oro. Quiere que lo respeten. Pero Solari no le concede privilegios. Al contrario. Desde que el argentino se sienta en el banquillo, Modric ha perdido su carácter de intocable. El croata acostumbra a ser sustituido en las segundas mitades, algo que aborrece y que no entiende.
Kroos tampoco termina de sentirse a gusto desde la marcha de Zidane y ello se refleja en su rendimiento. Ahora bien, Casemiro ha sido sin duda el gran perjudicado de la llegada de Solari. Marcos Llorente le ha pasado por delante y para colmo el madrileño se ha erigido en el gran descubrimiento de Solari, cerrándole así las puertas.
El clan español
Otro futbolista importante que está cruzado con Solari es Marco Asensio. Sobre el mallorquín ha recaído buena parte de la responsabilidad del fracaso de Lopetegui. Se le acusa de indolente, de no haber tenido las agallas para dar un paso al frente. Y de pronto ha perdido todo protagonismo.
Asensio celebrando un gol con la camiseta del Real Madrid / EFE
En general, entre los españoles Solari no termina de cuajar. Carvajal es otro de los descontentos. Y ni siquiera Sergio Ramos es un acérrimo de Solari. El capitán guarda las formas en todas sus comparecencias públicas. De su boca jamás saldrá una declaración aviesa contra su técnico. Ahora bien, el de Camas tampoco está dispuesto a exponerse abiertamente en favor del argentino.
Keylor Navas, dolido por el menosprecio del Real Madrid y por la mano ejecutora de Solari, es otro que podría morir matando. Su futuro pasa lejos del club blanco y, tras el trato recibido, podría irse colaborando en el motín contra Solari.
Solari pende de un hilo
De momento, Solari vive tranquilo bajo las órdenes de Florentino Pérez. Mientras los resultados le acompañen, seguirá siendo el ejecutor de los designios del presidente. Ahora bien, el mandamás no ha abandonado la idea de contratar a otro técnico y podría desprenderse de su vasallo en cualquier momento.
La figura de Solari pende de un hilo.