Thibaut Courtois lleva apenas cuatro meses en el Santiago Bernabéu, pero en el palco del templo blanco todos coinciden en que su incorporación a la disciplina madridista fue un acierto. El guardameta es un seguro bajo palos y un protector de la entidad fuera del terreno de juego.
Pese a su pasado colchonero, el belga tiene claro cuál es el camino a seguir para triunfar de blanco. Desde su llegada, los números y las estadísticas no le favorecen en exceso. Ha sido un coladero, pero en su favor queda que poco podía hacer ante la fragilidad de una defensa que es el reflejo del equipo en general.
Su parada en el 93' frente al Rayo Vallecano el sábado salvó tres puntos valiosísimos para el Madrid. Una muestra más de las sensaciones que está dejando en el verde el guardameta que ha conseguido sentar al inamovible Keylor Navas.
Además, su personalidad acompaña a la moral del Real Madrid. Competitivo, ambicioso y comprometido. Cualidades de las que, desde el club, consideran que otros compañeros deberían contagiarse. Vamos, carácter ganador.
También fuera
Con los tres puntos en el bolsillo y las maletas preparadas para viajar a los Emiratos Árabes, Courtois acaparó más portadas por sus declaraciones en el pospartido que por sus intervenciones en el verde. Quedaron las dudas disipadas. Poco recuerda el belga de su etapa en el Calderón, de sus cánticos contra los madridistas y de su pasado rojiblanco.
Una foto de archivo de Thibaut Courtois en el Atlético de Madrid / EFE
El cancerbero no hizo oídos sordos a las declaraciones previas a su partido del Cholo Simeone y paso al ataque. Llamó, sin pelos en la lengua "populista" al Cholo Simeone, su exentrenador, uno de los principales enemigos del madridismo. Una estrategia perfecta para acabar de meterse en el bolsillo a una directiva y afición que tienen una enorme estima a su rival directo, Keylor, al que ya ha conseguido quitarse del medio.
Courtois adoptó la postura que la afición blanca espera de sus jugadores. El señorío madridista. Cuando atacan a la entidad pocos salen a dar la cara --a excepción de Sergio Ramos-- y Courtois salió al paso para hablar con voz propia sobre el vecino.
Carácter
Está claro que los títulos se ganan en el verde y esa es la primera exigencia de Florentino Pérez y Santiago Solari, pero los guiños a la afición nunca están de más para cuando vengan las vacas flacas. Una postura de compromiso total que ya dejó entrever el día de su presentación cuando fue capaz de besar el escudo.
Una foto de Thibaut Courtois besando el escudo del Real Madrid / EFE
La ambición del belga fuera y dentro del terreno de juego es lo que necesita el equipo. Bale, Asensio, Marcelo o Isco deben adoptar dicha postura al menos vestidos de corto. Courtois habla fuera y dentro y va camino de convertirse en el ídolo del madridismo por su intervenciones y sus palos ante los medios si la situación lo requiere.