Gareth Bale, la eterna pesadilla del madridismo. El galés volvió a firmar un partido impropio de un jugador de su nivel, su figura mundial y su sueldo. Florentino Pérez y el madridismo ya no esconden la frustración diaria que se vive con el delantero y tras abandonar el terreno de juego en el minuto 62 frente al Valencia, dando entrada a Marco Asensio, el Bernabéu silbó, tímidamente, pero silbó a la estrella que debe tirar del carro, pero que solo destaca por su intermitencia en el verde.
El galés sumó frente a los valencianos su décima jornada consecutiva sin ver puerta y su juego tampoco le excusa sus cohibidas actuaciones. Solari optó por darle la banda natural, le alejó de la banda derecha para buscar el disparo y apostó por un fútbol más clásico con Bale y Lucas Vázquez como extremos para servir centros a un Benzema que sí dio la talla. El único centro que dio casi acaba en golazo del francés --en el minuto tres-- y desde entonces ni se le vio. Volvió a jugar estático, desaprovechó su velocidad y se fue apagando en un partido que el Madrid controló en una primera parte en el que la fortuna del fútbol volvió a sonreírle.
Vuelta a las andadas
Su fútbol no aparece, sus goles tampoco y mejor no hablar de liderazgo. Llorente y Ceballos impusieron más galones que el delantero y su figura está acabando con la paciencia de una afición que tras un lustro viendo al 11 blanco pide a gritos cambios en las vacas sagradas. Para colmo, la sustitución de Solari no fue planeada. Bale se resintió de unas molestias y tuvo que abandonar el verde por lesión, otra vez.
Una foto de Gareth Bale en un partido con el Real Madrid / EFE
Una situación que preocupa al jugador, pero por la que la afición no parece empatizar más. Tras su buena actuación en Roma, el galés no le dio continuidad y aparece y desaparece a su antojo cuando se espera de él más de lo que ha ofrecido. La paciencia se agota. Con la marcha de Cristiano, Bale ha tenido más de cuatro meses para dar señales de vida, pero ajeno a las críticas y las necesidades del equipo, el extremo está sentenciado.
Los silbidos del Bernabéu tampoco son indiferentes para Florentino Pérez y pese a que, actualmente, es su mayor reclamo comercial su buen cartel Europa podría convencer al mandatario blanco para acabar cediendo a una venta que podría dar liquidez al club para acometer otros fichajes más prometedores.
Sin margen
La afición ya ha dictado sentencia. También demostró su descontento frente al Valladolid en el Bernabéu y la situación se ha trasladado a la cúpula blanca y al vestuario. Solari es el único que por ahora le defiende. Mantiene el mismo discurso de puertas hacia fuera, pero la situación interna es distinta. O da un paso al frente continuado o se le colgará el cartel de transferible en junio.